
POR VEZ PRIMERA LA LLUVIA
Alguien levanta su cara
contra la lluvia
nunca es el mismo rostro
el que enfrenta las gotas
En la nostalgia
no es ella la que se derrama
un cuerpo doblegado
sobre los charcos de su sombra
Por vez primera
la lluvia sobre los tejados
las notas de la infancia
trepidan caen y desaparecen
como una lágrima en medio de ella
Porque la lluvia
no cabe en la palabra lluvia
es al derramarnos
que la nombramos
PROBAR EL MUNDO
La silla del parque indiferente
sostiene los días
Cada tristeza amontonada
cuelga de las cosas
Acaricio en la distancia
a mi perro muerto
que mordió los juguetes
y el recuerdo de una casa
Masticado el sosiego
masticada la casa que ve partir
Como al amor
al dolor nada lo apalabra
Ni nada saborea
la fruta de porcelana
servida sobre esta mesa
RECOMENDACIONES PARA VER PASAR EL NIÑO II
Si le es posible no ría ni corra al llover
los huesos son frágiles bajo el agua dice la lluvia
Evite saborear las frutas y que sus jugos chorreen su mentón
Olvide su gusto el sabor de la buena saliva
evite compartirla si no está en casa
Afuera alguien siempre tiene hambre
Jugar con fuego mojará sus piernas
la humedad es parienta de la felicidad
o peor aún
hacer un hoyo en su ropa
Exponer a la intemperie el tacto
El atardecer es para el mar
La madrugada de los pájaros
El hastío para nosotros
Compre un reloj
Cuando vuelva a ver su niño tras la reja
sombrado por los días
evite mirarse a los ojos
cabe la posibilidad de que ni una lagrima
brote de ese cuerpo no vivido
Si es de su propósito amar
va por buen camino
Las noches más oscuras
son las sombras que se hacen
entre dos cuerpos
CEMENTERIO CLANDESTINO
A la masacre de Trujillo, Valle
Ahora mis muertos trancan las puertas
Sus rostros masacrados se asoman
tras los barrotes del silencio
Sus bocas ocultas
hablan sin necesidad de palabra
Sus dientes molenques
mastican la tierra roja de sus hijos
¿Qué palabra dolida describiría mejor
el reclamo de mis muertos
que un río convertido en cementerio?
Ahora mis muertos
nadan por los ríos
Bracean contra el olvido
Sortean en su mutilado trayecto
las indiferentes piedras salpicadas de sangre
Ahora mis muertos
a salvo en las orillas
se burlan de nuestras aprisionadas vidas
de nuestra ilusoria libertad
Se han dado cuenta
que nosotros
no somos los vivos
DISCURSO DE DESPEDIDA
Con las palaras
que no dijimos
Abonaré la soledad
ME PIDEN QUE CANTE DE MI ABUELO
No tuve nunca un regazo de abuelo
donde posar la infancia
Ninguna historia de amor
ni eufemismos para la angustia
Imagino sus manos grandes y venosas
que labraran la tierra
Dicen que mi rostro es su rostro
que cantaba con voz de viento
contra las piedras
como un juglar por los ríos
Dicen que mi rostro es su rostro
y evito el espejo
la imagen sin memoria
Qué puedo cantar yo
que no diferencio entre dolores
Aún estoy mirando por encima del platanal
cómo dejo de ser el hilo de mi cometa
Dicen que mi rostro es su rostro
Pero en estas aguas turbias
ya no hay reflejo
CRISTIAN CÁRDENAS nació en Pereira-Colombia 1988, licenciado en español y literatura de la universidad tecnológica de Pereira, gestor cultural y escritor, sus poemas y cuentos han sido publicados en diferentes medios virtuales e impresos, ha sido invitado a diferentes festivales de poesía en Colombia, Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés y al italiano.