
ESCENAS VENATORIAS
Dormiré en la misma cama sin tener el mismo sueño
Pastilla de yerbabuena Usher
Quisiera saber qué piensan mis perros cuando tú y yo hacemos el amor.
Parecen cuidarnos en su inocente duda,
e inmóviles
los ojos rojos les brillan en la oscuridad.
Casi no hacen ruido, pero no fingen dormir.
Sus manchas
forman figuras extrañas
que logro distinguir con los sedales de luz a media noche.
Nos reviste un encaje de sombras y destellos.
A mí me da un poco de vergüenza y no hago sonidos.
Nunca te digo nada.
Yo quiero saber qué piensan mis perros cuando tú y yo,
a veces,
hacemos el amor.
La gota larga del fregador cuenta en su caída los compases de tus piernas,
y van chorreando entre mis sienes
tus cercanas palabras.
Nunca me dices nada.
Acurrucados entre cobijas,
parecen saber la distancia,
ellos huelen la ternura muerta,
el deseo pintado.
Lamen nuestras heridas de bestias disfrazadas
y nos llevan de paseo hasta la orilla,
el borde de la cama.
Sin mirar atrás
recordamos a Lot en su marcha salada,
y caemos uno sobre el otro
entre ramas secas,
uvas y manzanas verdes.
Naturaleza muerta desde siempre,
escenas venatorias,
tazones con frutos y moscas,
tulipanes afiebrados.
Derrumbada en la cama repito el acto,
narrando de memoria mi memoria,
como la Vierge folle.
Los perros,
recuestan sus cabezas en el suelo frío
abanicándose con la lengua los malos pensamientos.
Algún día van a crecer también,
y como los conejos
se reproducirán por centenares.
COLOFÓN
¿Qué esconde tu casa ahora
más allá del candado abierto?
Una rima interna casi putrefacta.
Cabellos hirsutos bloqueando el desagüe,
donde enamorados,
los peces de fuego nos sueñan
en un naufragio de labios.
Apago el motor frente a tu puerta
y veo a los perros mojarse,
mientras las luces mercuriales se agitan,
y yo bajo a las tinieblas de tu nombre
para exhumar
la última sílaba de nuestra historia.
He venido a despedirme,
me queda un suspiro horizontal
que me dé la ilusión de renacer,
de soltar en silencio
tu piel de sombra.
Tu piel de sombra imborrable.
Esta historia se terminó de escribir
en el mes de abril del 2017 en Ediciones
PerroAzul, Calle de la Capilla #6825,
Chihuahua, Chih., México.
NOMEOLVIDES
Venderé la casa.
Buscaré un terreno callado
donde los perros puedan
cavar mi tumba.
Tendré un último jardín
de flores sin nombre
todas satisfechas
todas tibias:
azules.
Te juro que la muerte
no me perfuma la vida.
No la llamo en mi auxilio.
Ando sin miedo
delirante
como la estrella fugaz.
Pierdo las llaves de
la existencia compartida
e insisto en abrazarte
detrás de mis parpados.
Ya te lo dije:
sólo espero
la llegada de nadie.
YO TAMBIÉN DESAPAREZCO
Aprendió caminar tu secreto,
esta mañana dio sus primeros pasos,
vino hacía mí con las manos levantadas.
Lo mecí sin que te dieras cuenta,
lo arrullé entre mi pecho, bajo las sábanas
más días que no días.
Sin dejar escapar ni un sólo murmullo
o su llanto,
lo abracé muy fuerte,
muy fuerte lo ahogué.
Se lo di de comer a los perros.
Tres tazones rebosados de secretos.
Moscas que aprovechan el jadeo caluroso de la tarde
para libar tu secreto de los hocicos que no hablan,
que también guardan secretos,
más grises
más borrosos,
menos despreciables.
Se va volando un pedazo de tu secreto ya sin vida,
parece que desaparece,
yo también;
y eso se siente, como la picadura de una avispa gigante.
THE RADIANT CHILD
A Basquiat
Dos primates salivando se dan la mano,
luego boxean.
La espumosa nube de aerosol
los disuelve sobre el muro,
quedando encima
el trazo imborrable
que la sombra vagabunda inhala.
El arte no es un crimen.
La errante gabardina
deambula por las calles del bajo Manhattan
buscando estallarse el cerebro
y dejar un rastro de algo:
tinta magenta.
La policía llegará pronto.
Cualquier día de estos
el joven gorila soñará de nuevo,
que ninguna familia es la suya,
ningún muro,
todas las coronas.
La misma mierda de siempre
empolla en una caja
forrada con bolsas negras,
al nómada que aplaude los derrumbes.
El vómito es la mejor metáfora.
ALEJANDRA TORRES GARCÍA (Chihuahua, Chihuahua, 1988). Egresada de la Licenciatura en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua. Candidata a grado de la Maestría en Artes en la misma universidad. Desde su formación temprana, su inclinación literaria se amalgamó con las artes plásticas, manteniendo un enfoque plástico-literario en sus creaciones. Su poesía se ha publicado en diversas revistas locales, nacionales e internacionales tales como: Metamorfosis, Synthesis, Otro Paramo, Círculo de Poesía, Río Grande Review, Revista Asalto y Fósforo/ Literatura en Breve. Fue becaria del Encuentro Signos en Rotación del Festival Interfaz del ISSSTE en febrero del 2015. Ganadora en la temporada Primavera/Verano 2017 de la Facultad de Artes dentro del espacio de exposición con su obra pictoricopoética: “Sin decir palabra”. Autora del poemario Fata Morgana, mención honorifica en el concurso Soltar las Amarras del Instituto de Cultura del Municipio 2017. En septiembre del 2018 su obra plástica “Sin Decir Palabra”, es nuevamente seleccionada como parte del VI Encuentro Nacional de Escritores Jóvenes Jesús Gardea, en la Facultad de Filosofía y Letras. Es Coautora del poemario Contubernio por la Secretaría de Cultura de Chihuahua (septiembre, 2019). Forma parte de la Antología de poetas Mujeres de Chihuahua “Allá donde encontramos lo perdido”, por Sangre Ediciones, UACH (marzo, 2020), y en la Antología del Taller Alí Chumacero “Poemas sobre la ciudad”, publicado por el Instituto de Cultura del Municipio (2019). Durante cuatro años fue integrante del taller de poesía Alí Chumacero coordinado por el poeta y poliglota Enrique Alberto Servín Herrera. Actualmente Alejandra trabaja en la Universidad Autónoma de Chihuahua y es integrante del Grupo de Poesía Cíbola.