
Del libro: Hilos sueltos, Ediciones Torremozas, Colección Torremozas, Madrid, 2014.
Similitud
Pensándolo bien
me parezco a los otros.
La vida pasa mientras canto los coros en el autobús,
cada mañana en la misma silla,
sin certeza alguna de que podré levantarme.
Bailo con la frecuencia de los terremotos,
lloro con la premura de los adentros,
me visto de rojo con todos los tonos
pero llevo un traje negro camuflado.
Me parezco tanto,
que ni siquiera siendo yo he podido alejarme de ellos.
Me pierdo en todas las repeticiones de mí.
Una feria de espejos de mi nombre.
COSTUMBRES DE PAÍS EN GUERRA
Nos quedamos tristes y no pasó nada.
Cada mañana
los zapatos golpean con más fuerza las aceras.
Saludamos cuando hay que saludar,
deseamos buenos días –bien gracias–
nos despedimos.
Llevamos las manos empuñadas,
con caricias rotas
negadas y sin gastar.
Nos condenaron a cargar la rabia al hombro,
ese terrible llanto adentro.
Nos pasaron cosas
entre ellas la tristeza.
HERENCIA
Llevo un país en el agua,
un reino de las nubes,
una nación de los árboles,
una patria de nostalgias.
Este terruño de agua
se parece a los otros,
tiembla cuando caen las piedras.
Se llena de raíces de papel
en las manos de la gente.
Algunos dejan plumas sueltas,
en ese pueblo de aire.
SUERTE
Qué suerte ser Angélica,
planta medicinal afrodisíaca.
Qué suerte no ser Cortázar,
víctima de alguna caja china.
Qué suerte no ser Gates,
ícono económico de una ventana repetida.
Qué suerte no ser Dalí,
en la realidad de los ojos cortados por navajas.
Qué suerte no ser Chomsky,
esa competencia sumergida en el mundo.
Qué suerte ser Angélica,
caminar por mis calles silentes
arrastrando la música de una lata vacía.
Qué suerte ser Angélica,
vivir suspendida en el abismo minúsculo de este nombre.
Qué suerte sentir los golpes,
ver los moretones y la brisa que los toca.
Qué suerte morir para renacer en palabras no dichas.
Qué suerte contar soledades en gotas de lluvia.
Qué suerte ser otro humano,
con eso es suficiente.
HILOS SUELTOS
Todos perdimos nuestros nombres.
Frente al espejo fuimos de arena esparciéndose en el viento,
nos intentamos moldear con agua,
con esa sensación del agua corriendo entre las grietas,
amasándonos de nuevo.
No fuimos,
sino palabras que inventamos de nosotros mismos.
Nuestra confusión fue buscar juntarnos los pedazos,
no reconocer cada fragmento como parte del todo.
Nuestra pérdida de nosotros fue
aquella de la que no hicimos duelo,
los espasmos nos retuvieron juntando y juntando,
inagotablemente,
sin resultado alguno.
Tejiendo con la rueca de Penélope
sin asistir al viaje,
ausentes de cada peripecia,
enfrentándonos al reflejo de la alfarería innecesaria.
No hubo quien nos bautizara frente al lago.
Innombrados en la foto eterna de una búsqueda
Nos perdimos tener cuidado con lo que deseábamos,
nos perdimos de la sorpresa de lo que no prevenimos.
Esa que podía hacernos una nueva versión
más cercana a nuestro nombre esfumado.
El hilo de lo que fuimos no volverá a tejerse
Los caminos eran muchos
ahora sólo somos la costura que hilvanan de nosotros,
alguien nos reconstruye para su propio abrigo.
Del libro: Este permanecer en la tierra.
New York Poetry Press, Abisinia Editorial, Escarabajo Editorial,
New York, Buenos Aires, Bogotá, 2020.
PASADO
El alma, de no entregarse con toda el alma se va muriendo.
BERTOLT BRECHT
Levanto una palabra
y descubro luz después de ella.
Detrás de mí,
en la mirada de mi abuela,
ella susurra una plegaria a las estrellas.
Me veo anciana y ungida
con el agua desbordante en los ojos,
con el misterio de los soles adentro.
Sabe el cielo más que nadie:
en el camino de la incertidumbre
el retorno nos libera.
Nos propone un poema
doloroso y distante de los cuerpos.
El sexo, que también reza,
enciende sus hojas
caídas en el río.
ODA AL HERMOSO MARICA
[A Walt Withman en una calle de Santa Marta]
Eres el sol que más ilumina desde la suela del zapato.
Entregaste juventud y te sentaste sobre
el crepitar de la hierba.
Querías cambiar el mundo con un libro,
acompañaste a los moribundos de la guerra
en las horas de la entrega ante la muerte.
¡Oh, mi señor! ¡Oh, vida!
Después de todas esas páginas
de romero, albahaca y ruda
te entregarías a la tristeza
al ver cómo exorcizan a los hombres
en el púlpito del protestante
y en la vitrina de la oferta y la demanda.
Por suerte tus luminiscencias
no temen a los denunciantes,
sabes que el amor es más que la palabra.
VIDA INTERIOR
La guerra es en las venas
y la vida cobra sentido
con el susurro del mar.
Afuera es grito, un juicio,
el dedo acusador del dolor.
Afuera flota la amenaza.
Adentro colapsa el mundo,
cae como la torre del tarot,
como las torres gemelas.
Soy la emperatriz
que guarda el huevo, la grávida,
la madre de lo que resta.
Pachamama, llena eres de gracia.
Adentro la sangre se desanuda,
el agujero me habita.
Me cuido,
me arrullo en la guarida,
me nutro,
salgo
como una palabra, diáfana.
ANGÉLICA HOYOS GUZMÁN nació en Barranquilla, Colombia, en 1982. Escritora, docente e investigadora de la Universidad del Magdalena, Santa Marta. Doctora en Literatura Latinoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar, Sede Ecuador, donde realiza su investigación sobre Poesía testimonial colombiana publicada entre 1980 y 2019. Es magíster en lingüística española, egresada del Instituto Caro y Cuervo y magíster en Literatura colombiana y latinoamericana de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle, Colombia. Ha sido mencionada como finalista en el Premio de Ensayo Carlos Pereira de la Revista Nexos en 2016, en México. Tiene publicados varios artículos científicos y divulgativos en Colombia, Latinoamérica y España. Tiene publicado un libro de poemas cuyo título es Hilos sueltos (Madrid, España, 2014). Ha publicado un proyecto de fotografía y poesía titulado Cosas del Caribe, y ha sido también incluida en varias antologías internacionales de la poesía contemporánea en Colombia y Latinoamérica.
Su interés en la difusión cultural la lleva a gestionar programación en varios espacios de la ciudad de Santa Marta en Colombia. También se ha desempeñado como docente de escritura creativa en narrativa para las comunidades Wiwa, Wayú y Afro en el Caribe colombiano.
Adicionalmente se ha desempeñado como editora de las revistas culturales Heterotopías y Atarraya Cultural de la Universidad del Magdalena y ha compilado el libro de narrativa escrita por mujeres Virginia & Co (Bogotá, 2019) como parte de la de la Editorial Lugar Común. En 2019 fue finalista del VI Premio Pilar Fernández Labrador. Este permanecer en la tierra es su último libro que se proyecta para publicación durante el 2020.