
CANTO LÍQUIDO
Lo que está arriba es sueldo,
mirada paralela
que hace llover paraguas disfrazadas
Roberto Juarroz
De nuevo sólo se escucha
el crepitar inextinguible de la lluvia
que cae y cae sin saber por qué
Jorge Teillier
i
[Tienes siempre una excusa importante. Las aguas que atestiguan los tiempos de lluvia, la ronda de los cadáveres. Miras por la ventana la cortina de agua que en su pleamar de canto líquido rememoras alguna mañana. Se acerca un recuerdo, tal vez lo desconocido o la sombra que dejas al marcharte como un dibujo azul que tiende sus follajes en el día.]
ii
[Busco en tus ojos una razón que me descrife la pequeña traición de los días, el cielo que se ha astillado de gorriones, busco la idea del relámpago, ese aviso de algo terrible, todo cielo en su aguacero, todo gorrión un punto exacto al caer. Sobre el mar cabalgan caballos famélicos y sobre la tierra, apocalípticos corazones.
iii
[Hablamos sobre la mujer Lot y buscabas una señal del amor. Se que piensas en su llanto de sal y en su dolor de estatua. Hablamos de nosotros en las palabras. La conversación se interrumpe por la mirada que hacías cuando retornabas al mito de la sal. Toda mujer es un abismo, pienso.]
iv
[Un mar tan suave como alguna sonrisa tuya, un mar tan oscuro como una mirada tuya. Algo así las cosas, un mito que se nutre de otros elementos.
Por fin, una palabra acrecienta tu cuerpo.]
v
[Así llega el silencio a la ciudad, no sientas terror, la noche es una realidad en las calles. Así llega la quietud, con ese mar de oscuridad por el muelle, por esa oscuridad que se sublima con tu piel, la oscuridad por los resquicios de los árboles. Así llega todo cuando es tarde, cuando el tiempo desea un fin, no la despedida, sino la desnudez de tu cuerpo, en el silencio que llega con tus labios.]
[De lo que pienses, quiero tu noche.]
vi
[Sobre la ciudad, la noche,
la lluvia toca con sus notas,
y tú estás inmarcesible.
Silenciosa en tu voz,
Se escucha el ladrar y el maullido del silencio.
Siempre el silencio en tu rostro,
siempre la mirada
recorriendo la otra mirada.]
vii
[A veces, uno se mira y entiende que hay cosas que no tienen que decirse, basta la complicidad de las pupilas, basta el movimiento lento de los ojos, basta una breve pero intensa sonrisa para saberse habitado en los territorios del agua.
El miedo es una idea que se refleja en los rostros de la noche. Ahora pasa una palabra como paloma herida, ahora caminas sabiendo que alguien canta una sílaba negra.]
viii
[Así también se recuerdan las nubes que pasan rayando la oscuridad.
Así la noche y sus conclusiones en la lluvia..
Así el canto de los pájaros.
Así tu mirar en la nocturna caricia del rostro.
Así tu beso que se confunde con otro beso.]
ix
[Hoy dormirás en los brazos de la noche,
mientras pasa lento una legión de hormigas
que van rumbo al silencio de la oscuridad.
Hoy dormirás en los brazos de la noche,
pero a pasar de todo, sólo será un sueño.]
x
[Sonríes y en esa forma terrible de abrazarnos dejas las heridas en su quietud.
Amas sin saber que el amor es un cuerpo desnudo.
Corazón mío, sonríes,
dejas un atisbo de agua quieta en la casa,
sonríes y en mi rostro buscas alguna justicia.]
Ulber Sánchez Ascencio, Tepetixtla, municipio de Coyuca de Benítez, Guerrero. Licenciado en literatura Hispanoamérica por la UAGro. Actualmente estudia la maestría en Humanidades en la Universidad Autónoma de Guerrero. Becario en creación literaria en 2006, 2008 y 2010, en la categoría de Jóvenes creadores, en el estado de Guerrero. Ha publicado los libros de poesía: Días como esas tortugas que van al mar (Verso destierro, México, (2010), Como música de Mahler moran las tristuras de la infancia (Instituto Mexiquense de Cultura, estado de México, (2011).