CARTA DE ALLEN GINSBERG A EZRA POUND | MAYO DE 1951

CARTA DE ALLEN GINSBERG A EZRA POUND DE MAYO DE 1951
                                                                                                                                     Mayo 1951
 
Querido Pound,
 
 
No sé si sirve de algo escribirle, pero aprovecho la oportunidad en la que pensé antes. Tengo casi 25, escribí mucho en la universidad (gané premios también, en Columbia) y luego, pero nunca fui un académico, adivino que no lo suficientemente genio para ello, mayormente atrofiado desde entonces, letargo y ocho meses en un manicomio en NY.
Estoy ocupado adaptándome, tratando de buscar un lugar en la sociedad, trabajo. Tampoco demasiada ambición, etc. Más tristeza.
De la poesía que he escrito desconozco el valor, digo que es pequeño. Comenzó salvaje y llena de bocinas de Manhattan y se redujo a pequeños versos tan buenos y tan secretamente hilados como pude hacerlos, pero todo relacionado (antes del manicomio) con la vaga, esquizofrénica y mística luz externa. El mejor ejemplo es el último, escrito como una despedida a aquello, último de una serie de poemas similares, usando huesos, sangre, esqueletos, etc, almacenados desde hacía tiempo. Pero creo que hay cierta orden física de un tetrámetro yámbico, y cierta intensidad:
 
Oda al sol poniente
 
“Escrito en camino de regreso a casa, en Susquehanna RR,
sobre los pantanos de Jersey, en la temporada del arquero,
noviembre diciembre, en un día lluvioso)
 
 
El iracundo elenco de hierro y humo
abarrotado en una corona rota.
El Arquero de la ciénaga de Jersey
desnudo en una oxidada bata.
Las vías que se arrastran hacia el fuego
donde el carnal sol desciende.
 
 
La sombra del brillante carro de Apolo
se estremece en el mortal destino.
Las costas ámbares sobre el prado
donde Faetón cae abandonado
fundido en sombrío claroscuro,
espectros de la ardiente alborada.
 
 
Al oeste de la ciega mirada del mundo
en un funeral de nubes de lluvia
los fríos e inmóviles cielos resplandecen,
nacidos de una agonizante multitud:
amanecer en el final de los días,
sangrienta luz bajo el manto.
 
 
En el nocturno dominio abovedado
proféticos anfitriones se convocan
hasta que, imperio de alondra en llamas,
sus cuerpos despiertan mientras soñamos,
y se visten con nuestro radiante atuendo
y la corona aún con halos pero oculta.
 
 
Bajo la tierra existe un ojo
abierto en una cueva invidente,
y la calavera en la eternidad
muestra indiferencia a la tumba.
La Tierra gira, el día debe morir,
y el mar acepta a la ola.
 
 
Mis huesos son llevados en el tren
al oeste donde el sol se ha ido.
La noche se ha oscurecido en la lluvia,
y el arco iris del día está terminado.
Las ciudades envejecen en la llanura
y el humo asciende desde la piedra.
 
 
Lo cierto es que toda la vaga referencia de imaginería a mi propia experiencia subjetiva, más las inversiones y la dependencia en las cadencias clásicas de pensamiento (el mar acepta a la ola y el radiante atuendo) y el completo suministro de novedades post 1910 (o cualquiera sea la fecha mágica) muestra esto de arriba tan fútil como es, excepto quizás, la unión yeatsiana de desnudas abstracciones contradictorias como en sangrienta luz bajo el manto, etc.
Otro poema que le entrego, una canción de una largamente proyectada épica no escrita en mi imaginación acerca del hombre de la bolsa, un tipo particular de americano aquí, el vagabundo del Bowery, o idiota coronado con paja de Melville (Fiesta del Placer): llamado aquí el Forastero Encubierto de la Noche. El nombre no importa, usted conoce el arquetipo. Hay más maquinaria y hábitat aquí. Su canción:
 
Piel desnuda es mi rugosa bolsa
cuando el verano sube por mi lomo,
cuando el invierno me asalta en harapos
Lleno mi espalda con bolsas de arpillera.
Mi carne es carbonilla, mi rostro es nieve,
camino por las vías de un lado a otro.
Cuando las calles están negras y muertas
el terraplén del ferrocarril es mi lecho.
 
 
Sorbo mi sopa de viejos tarros de lata,
y robo mis dulces de pequeñas manos.
Cuando las fieras gimen en el callejón
de los tachos de basura me escabullo.
En la negra noche donde nadie puede ver
en las oxidadas entrañas de la fábrica
me escurro descalzo sobre la piedra:
ven y escucha el quejido del viejo.
 
 
Me oculto y espero como un niño desnudo,
bajo el puente mi corazón enloquece,
sombra y hueso son aullido y temblor.
Sueño que tengo el cabello en llamas,
brazos ensangrentados alzados al aire,
el torso de un rey de hierro
y en mi espalda el ala rota.
 
 
¿Quién saldrá a prostituirse en la noche?
Desnudaré mi alma para tu deleite.
Joven y atleta muchacha orgullosa
puede que se divierta conmigo en la mortaja.
¿Quién yacerá conmigo en la oscuridad,
vientre con vientre y rodilla con rodilla?
¿Quién mirará en mis ojos entornados?
¿Quién yacerá bajo mi oscuro muslo?
 
 
De ellos es la suma de mis logros (más otro 30 poemas similares, no mejores, algunos peores).
He estado leyendo a (William Carlos) Williams y hablado con él —interesante, hay inspiración del viejo W.C. Fields hablando de sustancias y cosas; también algo en el ritmo. Pero no me parece que tenga ningún sistema de métrica (habla sobre eso) y su poesía simplemente no es lo suficiente lejana, salvaje, extraña, lo que sea de romántica. Lo mejor me parecen partes de Paterson y las últimas 20 líneas de los puros productos de América. Hizo todo lo que puedo para sacrificar el deseo de irrelevantes metafísicas e imaginativo esplendor en el lenguaje para querer llegar a la verdad, pero esto es una etapa, paso, para él, y la escena local está cubierta. Y no tiene energía, no tiene ritmo (no estoy hablando de yambo). Quizá estoy pidiendo demasiado (no de él, sino de la poesía por venir). Más aún, él y usted parecen haber desarrollado al punto de narrativa. El argumento de la Historia Verdadera que también puede levantarse como el mito final y grandioso para América. Pero no para ello, que parece trabajo para el año próximo: el largo poema narrativo en nueva métrica que puede ser el resumen final de los progresos métricos o de medidas, aplicado a la una línea narrativa clara llena de profunda intensa imaginería americana -no Buffalo Bill quizás, sino (lo que es mi propia imagen, el forastero encubierto, post wolfeano Tom) apocalíptico, muriendo de cáncer en Times Square, trágica historia de ilusión, quizás usted mismo, personalmente, no poéticamente, pero ciertamente mi propia autobiografía espiritual. O Hart Crane en los momentos finales de comprensión antes de golpear el agua. Esta generación (mía) ha visto suficientes verdaderas personalidades salvajes inmoladas en los subterráneos para entender. Pero es suficiente en ese sentido. (quería decir que conocí a un gran tipo brillante que se tiró de un subterráneo el año pasado).
Soy caótico aquí, para ir al grano. ¿Qué se ha hecho, en métrica, desde 1910? ¿Qué ha conseguido usted, como sistema, si es que consiguió alguno? Sólo quiero saber, así no tengo que buscar penosamente sin rumbo durante largo rato. No digo si tiene algo que soy incapaz de usar, etc, como estoy medio golpeado ya mentalmente, y es difícil de aprender para mí.
Lo que quiero saber es qué sistema de sana conversación poética tiene usted para reemplazar el desgastado ritmo de la cantidad. ¿Solo oído? Está bien también, solo quiero tener un ángulo del cual mirar y trabajar en el próximo año (o años). Entiendo que tiene cierta clase de sistema trabajado (del nombre de un tipo J. Grady, pero él está repleto de vana m…) . Tampoco le estoy pidiendo que presente su sistema, sino indicar dónde ha escrito sobre él, y dónde específicamente está mejor aplicado. Conozco Cantos, no de manera completa (referencias, etc.) aunque puedo usarlos para estudiar, pero es tan inmenso volumen y no puedo encontrar un principio rector de métrica sino cambios de acuerdo con el sentido. Eso es todo quizás, y suficiente.
También difícil escribir preguntas lo suficientemente específicas para darle algo de qué hablar, pero me encantaría viajar a Washington para verlo una hora si tiene tiempo y quiere traer problemas en lo que parece posiblemente un golpeado cerebro sin dirección. Quizás le vuelva a escribir en clave más precisa si piensa que esto no es lo suficiente claro. Trabajando en este momento con timidez de escribir lo que sea, consciente de los respectivos conocimientos, exigencias, etc, y por ello apurado.
Sinceramente,
 
Allen Ginsberg
 
PD He estado hablando de manera poco frecuente con Williams y estaba empezando a entender la cuestión pero ahora se encuentra enfermo y fuera de circulación. Además no tiene sistema sino oído.
 

 

                                                                                                                                        May 1951
Dear Pound,
 
Don’t know if it’s any good writing you, but am seizing chance I thought about before. Am now almost 25 wrote a lot in college (won prizes too, Columbia) and since, but never was a scholar, guess not genius enough, atrophied mostly since, lethargy and 8 months in N.Y. bughouse.
Am occupied adjusting, trying to find place in society, work; not much ambition yet, etc. more woe.
Poetry I have written I don’t know value of or not, say it is little. Started wild and full of Manhattan horns and worked down to small lyrics as good and inwardly woven as I could make them: but all concerned (pre bughouse) with externally vague schizoid mystical light. Best example is last, written as farewell to that, last of a series of similar poems, using old stock bones, blood, skeletons, etc. But believe there is some physical command of iambic 4 beat line, and some intensity.:
 
Ode to the Setting Sun
 
(Written on way back home, on Susquehanna RR,
over Jersey Marshes, in Archer season,
November December, on rainy day.)
 
 
The wrathful cast of smoke and iron
Crowded in a broken crown;
The Archer of the Jersey mire
Naked in a rusty gown;
Railroad creeping toward the fire
Where the carnal sun goes down.
 
 
Apollo’s shining chariot’s shadow
Shudders in the mortal bourn;
Amber shores upon the meadow
Where Phaeton falls forlorn
Fade in somber chiaroscuro,
Phantoms of the burning morn.
 
 
Westward to the world’s blind gaze
In funeral of raining cloud
The motionless cold heavens blaze,
Born out of a dying crowd:
Daybreak in the end of days,
Bloody light beneath the shroud.
 
 
In vault dominion of the night
The hosts prophetical convene,
Till, empire of the lark alight,
Their bodies waken as we dream,
And put on all our raiment bright
And crown still haloed though unseen.
 
 
Under the earth there is an eye
Open in a sightless cave,
And the skull in eternity
Bares indifference to the grave:
Earth turns, and the day must die,
And the sea accepts the wave.
 
 
My bones are carried on the train
Westward where the sun has gone;
Night, has darkened in the rain,
And the rainbow day is done;
Cities age upon the plain
And smoke rolls upward out of stone.
 
 
Admittedly the whole vague reference of imagery to my own subjective experience; plus inversions and dependence on classic cadences of thought (the sea accepts the wave and raiment bright) and whole stock of post 1910 development (or whenever the magic date is) shows this up as useless as it is, except maybe the Yeatsian yoking of bare contradictory abstractions as in bloody light beneath the shroud; etc.
One other poem I give you, a song from a long projected unwritten epic in my imagination about the boogie man, a peculiar American type here, the Bowery bum, or idiot crowned with straw from Melville (Pleasure Party): called here the Shrouded Stranger of the Night. The name doesn’t matter, you know the archetype. There is more machinery and habitat here: his song:
 
 
Bare skin is my wrinkled sack
When summer climbs up my back;
When winter racks me in these rags
I heap my lap with burlap bags.
My flesh is cinder, my face is snow,
I walk the railroad to and fro;
When city streets are black and dead
The Railroad embankment is my bed.
 
 
I suck my soup from old tin cans,
And take my sweets from little hands;
Where tigers in the alley wail
I steal away from the garbage pail.
In darkest night where none can see
In the rusting bowels of the factory
I sneak barefoot upon stone:
Come and hear the old man groan.
 
 
I hide and wait like a naked child,
Under the bridge my heart goes wild,
Shadow and bone are shriek and shiver,
I dream that I have burning hair,
Arms raised up bloody in the air,
The torso of an iron king
And on my back’s broken wing.
 
 
Who’ll go out whoring into the night?
I’ll bare my soul for thy delight.
Youth and maid and athlete proud
May wanton with me in the shroud.
Who’ll come lay down in the dark with me
Belly to belly and knee to knee?
Who’ll look into my hooded eye?
Who’ll lay down under my darkened thigh?
 
 
Now theirs is the sum of my achievement (plus 30 other similar poems, no better, some worse).
I been reading [William Carlos] Williams and talked to him—interest there is inspiration of old W.C. Fields talking about substances and things; also some in rhythm. But he doesn’t seem to me to have no system of measure (he talks about) and his poetry just isn’t gone, wild, weird, whatever romantic enough—best seems to me parts of Paterson and last 20 lines of the pure products of America. He did everything he could to sacrifice longing for irrelevant metaphysics and imaginative splendor in language to get at truth, but that’s one phase, step, for him, and the local scene is covered. And he has no bounce, no beat (I’m not talking about iambi). Maybe I’m asking too much (not of him but next year’s poetry). Further, him and you seem to have developed up to the point of narrative. True Story plot which can also stand as myth grand and final for America. But not to it—that seems next year’s work—making of long (ish) narrative poem in new meter which can be final summing up of metrical or measurical progress, applied to clear narrative line full of deep intense American imagery—not Buffalo Bill maybe, but (what is my own image, the shrouded stranger, post Wolfean Tom) apocalyptic, but dying of cancer in Times Square, tragic story of illusion, maybe you yourself, personally, not poetically, but certainly my own spiritual autobiog.; or Hart Crane at last moments of knowledge before he hit water. This generation (mine) has seen enough really wild personalities immolated in the subways to understand. But that’s enough on that line. (I meant I knew a great shining cat who jumped out of a subway last year).
I’m chaotic here: to get to the point. What, in measure, has been done since 1910? What’ve you got now, as a system, if any? Just want to know, so that I won’t have painfully to search aimlessly long while. Not saying if you got anything I’m capable of using it etc. as I’m half beat already mentally, and hard to learn for me.
What I want to know, what system of sane poetic conversation have you to replace washed out beat of quantity. Ear alone? That’s OK too,  I just want to get an angle on where to look and work in next year(s). I understand you have some kind of worked out system (from a guy name of J. Grady, but he’s full of vain bs.) Nor I’m asking you to present your system, but indicate where you’ve written about it, and where specifically it’s best applied. I know Cantos, not all way down (references, etc.) but can use them for study, but it’s such a huge mass, and can find no guiding principle of measure but shifts according to sense. That’s all maybe, and enough.
Also difficult to write out questions specific enough to give you something to talk to, but would be glad to make trip to Washington to see you for an hour if you have time and want to take trouble on what seems possibly aimless brain beating. Perhaps I’ll write again more directed key if you don’t think this is clear enough. Laboring at moment under shyness of writing at all, awareness of respective learnings, demands, etc., so rushing through.
Sincerely,
 
Allen Ginsberg
 
PS been taking infrequently to Williams and was beginning to find the point but now he’s sick and out of circulation; also he has no system but ear.
 

 Extraído de Allen GINSBERG, The letters of Allen Ginsberg, edited by Bill Morgan, Da Capo Press, Filadelfia, 2008.
Traducción Mariano Rolando Andrade.
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