DÉBIL MUJER | CÉSAR FERNÁNDEZ MORENO


DÉBIL MUJER
César Fernández Moreno

Finally I climbed into bed with the
wife and to my utter amazement she
began to cuddle up to me and without
saying a word we locked horns and we
stayed that way until dawn.
Henry Miller.
Tropic of Capricorn.

me ataca el mozo servilleta en ristre
lo detengo con palmas verticales
claro voy a esperar
usted ya sabe mozo debo esperarla
mientras tanto pensaré un poco no he pensado en
todo el día
no he mirado la gente a ver a ver
en la mesa vecina un señor con cara de ratón
le dice a otro yo soy muy
después viene un adjetivo sin duda elogioso pero no se oye

débil mujer
maestra en el arte de tardar
otra vez débil con el tiempo
en qué lo ocuparías sino en llegar tarde
de tanto demorar podrías estar muerta
débil mujer débil débil
tan débil que se deshace mes a mes en espontánea
sangre
ídolo sobre torrecillas de cuero
ay con estos tacos no se puede caminar la pollera no
me da
me duelen los brazos de sostener esta cucharada de
sopa
el mal nunca penetra porosamente tus tejidos
rebota en tu debilidad y se clava en los demás
débil mujer cada vez virgen
nunca olvidaré tu pecho magníficamente adornado
querida mía qué herida mía

este señor sigue hablando dice las tres son unas
prostitutas las tres
esta palabra abreviada así en cuatro letras no debería
faltar en la ficha de ninguna mujer
no lo digo por ti pública solamente para mí
qué mujer no lo es por lo menos con relación a un
hombre
qué hombre no es un mujeriego yo también
pero de única mujer y ego me sobra con el mío
nos hemos ensayado recíprocamente durante quince
años
y nada conocemos el uno del otro más allá de
nuestros dientes
nuestra existencia no nos deja ver nuestra esencia
me vendría tan bien que te hubieras muerto
sólo por demorar sin culpa mía
todo el tiempo que me hagas esperar pensaré en otra mujer
me vendría tan bien que no fueras ya rubia
sino esa morena cualquiera que entra de costado
perdón ya sé que para ti no hay morenas las que no
son rubias son negras
para mí las mujeres de cualquier color resultan asombrosas
o no tengo ganas de ninguna o tengo ganas de todas
a las honestas las trato como prostitutas y a las
prostitutas no sé cómo tratarlas
mire mozo no voy a esperar más tráigame lo de siempre

es inútil no bien te dejo sola te devora el camino
qué sería de ti si yo no te defendiera de los escaparates
serías bailarina o comunista
el alma se te marca como una forma más del cuerpo
basta ya de interrogarme sobre cada cosa déjame
ignorar alguna tácitamente
qué ómnibus puedo tomar para ir a lo de betty
dónde quedan islandia y la vesícula
cuál es la cubierta y cuál es la cámara
los asirios son los fenicios
cuál es el último vagón del tren la derecha es acaso
la izquierda
pero qué mujer curiosa cuánto son siete y quince
los números romanos ni las romanas los sabían
yo te pregunto por el silencio
no ves que mi propio centro me atrae con gravedad
irresistible
un trompo sigue bailando a condición de olvidar su
periferia
el matrimonio es una cosa de suboficiales
si quieres venir a ningún lado ven conmigo pero
tendrás que apurarte
ven aunque sea sin pintar basta ya de mover las manos
en torno de tu rostro
aunque sea en chinelas ya no puedo esperarte
mis alternativas han sido siempre te espero arriba o
te espero abajo
pero no siempre te puedo llevar a la rastra
tironeando de tus breteles
no siempre puedo ser locomotora de tal coche cama
no siempre deberías ser aterciopelada cauda
alguna vez podrías ensayar la mano que precipita su
envión para llegar al borde de la piscina
no ves que voy corriendo delante del tiempo
sería fatal que me alcanzara
cada vez que miro al espejo sale la misma cara
me paso las noches interpretando a los gallos
gracias al insomnio siempre le gano al despertador
por eso doy mi golpe en tu sueño mañana a mañana
claro que moriré primero si seguimos así
ya te imagino usualmente viuda entre procuradores
claro que muerto no podría encenderte el velador en
los ojos
claro que los dos muertos qué sueño paralelo la
muerte qué cama camera
yaceríamos juntos hasta la misma hora para siempre

pero todavía me queda tanto que descargar sobre ti
tanto semen tanto aburrimiento tanto vino
tanto amor esa palabra con bigotes esa emulsión
de dulce de leche y ácido sulfúrico
el mundo cierra sobre mí para que yo lo desplome
sobre tu debilidad
otra vez cambiaste de peinado estás monísima yo
cambié de esfenoides
tengo tanto que hablarte nada que decirte
acá te devuelvo esta rebanada de mí vida secreta
vuelco esta confusión y me muerdo esta uña
no sé si me entenderás uso palabras
yo tampoco puedo entender tu lenguaje de vísceras
ni seguir vomitando a la luz de una vela
esta vez el sexo nos separa boqueando
qué matrimonio de conyugicidas
te juro que te juro
ya me sentiste llorar toda la noche derribado en el
centro de tu pecho
he llorado a lo largo de las tres diagonales
también bajo la ducha qué ridícula mezcla de gotas
mozo la cuentita por favor
entonces apruebo qué tierna estaba la carne
pero me quejo del limón tirado sobre la salsa
no se puede exprimir sin ensuciarse los dedos
finalmente mendigo el vuelto
una moneda rueda sobre la mesa
la golpetea como un trompo desesperado
hasta quedar yacente
redonda como la culpa


César Fernández Moreno (n. en Buenos Aires el 26 de noviembre de 1919 – f. en París el 14 de mayo de 1985) fue un escritor argentino, destacado autor de la llamada “Generación del 40“. Su padre Baldomero Fernández Moreno, fue un importante poeta argentino.1

Se inició como poeta fuertemente influido por su padre Baldomero. Se lo ubicó entonces en la “Generación del 40”, de la cual también fue cronista. A partir de “Veinte años después”, rompió con los cánones formales de la generación neo-romántica y se encaminó hacia su propia voz poética, de impronta coloquial y existencial. “Argentino hasta la muerte” , obra que alcanzó la popularidad (7000 ejemplares vendidos) consolidó esa etapa y se transformó en su clásico. Su poesía se siguió amplificando y enriqueciendo con una voz original cada vez más incisiva en lo político, a la luz de lo que el llamó su “segundo nacimiento latinoamericano”, ocurrido en Cuba, donde pasó ocho años como funcionario y representante cultural de la Unesco. Fue antólogo y ensayista. Fundó la colección de poesía Fontefrida y las revistas literarias ContrapuntoCorrespondencia y Zona. Se desempeñó también como crítico de cine de la revista Nosotros, y como colaborador en diversos medios: Diario La Nación, Revista Sur, Primera Plana, Diario Marcha, entre otros.

Ejerció la carrera diplomática, trabajando en la Unesco en París, en La Habana y como agregado cultural en París (cargo que ejercía al momento de su muerte).2


 

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