
COMO UN FRAGMENTO DE NOCHE, RECORTADO DE SU POEMA (EXTRACTO)
Silencio
Primero es una nube de albaricoques en flor, amarillos o marfil, como mil pequeñas mariposas mezcladas con la hierba fresca, móviles, en la tenue luz de las lámparas cuando la noche avanza. Fragmentos de sueños. Se ve el sol rojo sobre el follaje, como una enorme masa de acero incandescente.
Luego estaban los árboles un poco más lejos elevando su frágil osamenta, la escabiosa de lana azul como una mirada y ese tumulto de leche en la piedra profunda, el gemido finalmente del aire agitado por el vuelo de torcazas azules —desafío de seda quizás buena, o de cuero agrietado.
Todo se había convertido en canto. La curva del camino bajo las nubes aquí, y allá los trazos de tierra sombría, el verde y el gris, el rosa rasgado de la arcilla y de la grava bajo la punta de los dedos. La armonía era sobre todo la de la sombra y el césped, serenos, hasta lo más profundo del cielo, donde vibra el golpeteo de plumas felices.
En esos sueños también hay nogales negros, y luego un bosque que se abre como una exhalación. Nada. Nada más que el ruido del viento, obstinadamente.
Salida de luna
Y luego el chubasco muy cerca que continúa atravesando los techos en una temblorosa tranquilidad. En el silencio, o más exactamente en un espacio donde los ruidos se alejan y se superponen.
Los cuerpos enamorados sobre su lecho
Y si todo era engullido de golpe en la calma devoración de este rincón del mundo, y nunca más necesitaba partir, como cuando se sale de una ciudad y se alcanzan los primeros bosques. Como en este espacio parecido a una casa, donde algo podría ocurrir bien quizás, entreabrirse, aclararse.
Acaba de llover abundantemente, durante algunos minutos. Los pájaros han perdido su forma luego de haber perdido sus colores. Lo que ocurre luego se me escapa casi por completo.
Entonces
me vuelvo a poner en marcha y observo los árboles alrededor mío. Recuerdo. He amado, desde la mañana del segundo día, el rumor incesante de tus pasos en la habitación.
Y luego esos escalofríos del final de la tarde un poco después. La luz dorada luego y las profundas sombras del anochecer, muy baja cada una por encima del horizonte.
Miras, respiras la tierra un instante. El cielo es claro, las nubes casi blancas por completo en el calor intenso del cielo de agosto. Todos los manzanos están allí, su corona un poco más amplia, apenas, y es un poco de noche que fluye dentro de la noche, una multitud de flores que se abren en la noche con un olor de simiente y rosa, como un fragmento de noche, recortado de su poema.
*
COMME UN MORCEAU DE NUIT, DÉCOUPÉ DANS SON ÉTOFFE (EXTRAIT)
Silence
C’est d’abord un nuage d’abricotiers en fleurs, jaunes ou ivoire, comme mille petits papillons mêlés à l’herbe fraîche, mobiles, dans la lueur des lampes quand la nuit monte. Fragments de rêves. On voit le soleil rouge descendre sur le feuillage, comme une énorme masse d’acier incandescent.
Puis il y avait eu les arbres un peu plus loin dressant leur ossature fragile, la scabieuse de laine bleue comme un regard et ce tumulte de lait dans la pierre profonde, le gémissement enfin de l’air battu d’un vol de ramiers bleus — défi de soie peut-être bien, ou de cuir craquelé.
Tout était devenu chant. La courbe du chemin sous les nuages ici, et là les touches de terre sombre, le vert et le gris, le rose déchiré de la glaise et du gravier sous la pointe des doigts. L’accord surtout était celui de l’ombre et du gazon, feutrés, jusqu’au plus profond du ciel où frémit un battement de plumes heureuses.
Dans ces rêves aussi il y a des noyers noirs, et puis une forêt qui s’ouvre en coup de vent. Rien. Plus rien d’autre que le bruit du vent obstinément.
Lever du lune
Et puis l’averse tout près qui continue d’enjamber les toits dans une tranquillité tremblante. Dans le silence, ou plus exactement dans un espace où les bruits s’éloignent et s’étagent.
Les corps amoureux sur sa couche
Et si tout était d’un seul coup englouti dans la dévoration calme de ce bout du monde, et que plus jamais je n’avais besoin de partir, comme lorsqu’on sort d’une ville et qu’on atteint les premières forêts. Comme dans cet espace pareil à une maison, où quelque chose pourrait se passer peut-être bien, s’entrouvrir, s’éclairer.
Il vient de pleuvoir abondamment, pendant quelques minutes. Les oiseaux ont perdu leur forme après avoir perdu leurs couleurs. Ce qui se passe ensuite m’échappe presque entièrement.
Alors
je me remets en marche et observe les arbres autour de moi. Je me souviens. J’ai aimé, dès le matin du deuxième jour, la rumeur incessante de tes pas dans la chambre.
Et puis ces frissons de fin d’après-midi un peu plus tard. La lumière ensuite dorée et les ombres profondes du soir, très bas chacune au-dessus de l’horizon.
Tu regardes, tu respires la terre un instant. Le ciel est clair, les nuages presque entièrement blancs dans la chaleur intense du ciel d’août. Tous les pommiers sont là, leur couronne un peu plus ample, à peine, et c’est un peu de nuit qui coule dans de la nuit, un multitude de petites fleurs qui s’ouvrent dans la nuit avec une odeur de semence et de rose, comme un morceau de nuit, découpé dans son étoffe.
Extraído de DÉBORAH HEISSLER, Comme un morceau de nuit, découpé dans son étoffe, Éditions Cheyne, Chambon-sur-Lignon, Francia, 2010. Traducción y presentación de Mariano Rolando Andrade.
Déborah Heissler nació en Mulhouse (este de Francia) en 1976 de madre polaca y padre francés. En 1988, obtuvo la beca de escritura Antoinette et Pol Neveux de la Academia Francesa. Aprendió piano. En forma paralela, estudió Literatura Contemporánea y Ciencias de la Información y Oficios de la Cultura en la Universidad de Alta Alsacia. En 2005 recibió el Prix de la Vocation de la Fondation Bleustein-Blanchet por su primer poemario Près d’eux, la nuit sous la neige (Cerca de ellos, la noche bajo la nieve), publicado por Cheyne éditeur. Vivió en China y el sudeste asiático, donde enseñaba francés. En 2010 publicó Comme un morceau de nuit, découpé dans son étoffe (Como un fragmento de noche, recortado de su poema), creado durante su estadía en Hunan y que le valió el Premio internacional de poesía francófona Yvan Gol en 2011 y el Premio del poema en prosa Louis Guillaume en 2012. De regreso en Francia, descubrió el trabajo tipográfico de su segundo editor, Æncrages & Co. Luego de haber sido miembro del jurado del concurso de novela corta de Estudios Eslavos de la Universidad Paris IV-Sorbonne, fue nombrada miembro del Premio del poema en prosa Louis Guillaume y miembro del Premio de poesía de la Revista Nunc. Desde 2013 ha publicado, entre otros, Ciaroscuro (2013) y Sorrowful Songs (2015) y el reciente Les Nuit et les Jours (2020).
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