CONFESIÓN | ALEJANDRA ARIAS

ALEJANDRA ARIAS

CONFESIÓN

 

Estoy matando a un hombre, señor juez,

le arranco de los dedos la caricia;

estoy matando a un hombre con sevicia

y con más impotencia cada vez.

 

Lo mato y se me queda, señor juez,

entre las manos toda su malicia;

más que un hombre parece una milicia

que amenaza el soporte de mis pies.

 

Con qué delicadeza tan atroz

les dedica ternuras a mis huesos

y destroza los hilos de mi voz

con la daga implacable de sus besos.

Como si no existiera ningún dios

estoy matando a un hombre, lo confieso.


RETAZOS

 

Voy persiguiendo tristezas,

rebuscando en los retratos,

leyendo viejos contratos,

rememorando proezas.

Cuidado te me tropiezas.

En el piso están regados

los asuntos del pasado

que me dio por reciclar.

¿Me quieres acompañar?

te comparto mis retazos:

 

una baraja incompleta,

diez libros de poesía,

ninguna fotografía,

un reloj, una maleta.

Una bolsita repleta

de fragmentos del pasado.

Un beso que había olvidado,

un cúmulo de basura,

una cama fría y dura,

un sueño destartalado.

 

Gestos desde la pantalla

con una herida pequeña,

varios escritos sin dueña

y un cuaderno que se calla.

Lo que dejó la batalla:

cables, circuitos, enredos,

un esfero entre los dedos,

muchos renglones en blanco,

un anillo que está manco

y una montaña de miedos.

 

Una lista sin canciones,

una puerta que no cierra

y montoncitos de tierra

ocultos en los rincones.

Reescrituras y tachones

sobre papeles ingratos.

Ausencia de autorretratos,

muchas paredes desnudas,

una tinta testaruda

y el desvelo de mis gatos.

 

Silencios de madrugada,

pensamientos recurrentes,

varios asuntos pendientes

y la vida congelada.

Un escudo sin espada,

la muerte sin contrincante,

una mentira constante

con mayúscula inicial,

una mirada glacial

y una mosca entrometida.

Cuarenta líneas perdidas

antes del punto final.


BESO

 

Tomas una palabra

con la boca

la sientes

en la punta de la lengua

la dejas entrar

le das permiso

le dices sí.

 

Te sabe a ceremonia primigenia

a bautismo del mundo

a fuego originario

te derrite las cuerdas vocales

juega a las escondidas

con tu voz.

 

Ella sonríe

la nombras

yo la escucho

me besas.


PRESENCIA

 

Para ti la compañía

era un fantasma que hacía ruidos

en el ático

una sombra que te acariciaba la espalda

de vez en cuando

y tenía oídos sordos

 

Qué sencillo era estar presente

llenarte la casa

decir no estás sola

 

Yo no pude.


Alejandra Arias Nacida en Bogotá el 1 de enero de 1992. Inició su camino en la poesía en el año 2018 gracias al grupo de Facebook la cofradía de la palabra. Ha participado en las antologías de voces femeninas Somos el grito (2020) y Origen (2022), en el marco del festival internacional grito de mujer.

 

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