
Los siguientes poemas pertenecen al libro LA NITIDEZ DEL EMBUDO. Newmark Press, New York City, 2015.
I
Emular la cotidianeidad en esa circunvalación de lo
material que se adhiere al tejido a través de la imagen
despedazando información acumulada para transmutar
los espacios férreos
II
Van cayendo las palabras calzando en la basura
los cuerpos arremolinados a la boca del embudo
deslizándose en un filtro subterráneo
donde al tocarse se juntan de nuevo
sin Dios
III
La nitidez tiene sus porcentajes más altos saliendo
de las pantallas de luz hacia atrás donde se esconde
la pieza mordida por el águila que voló buscando
la mirada perdida del hombre en la ventana
saltando al vacío explotando sobre
la cuerda brillante que ondea
en el aire como un trapecio
fundido en la plancha
de metal del libro
de ilustraciones
de un circo
IV
El despliegue voraz del cadáver cae sobre la sandía
en el piso reposando sus dientes en la semilla negra
abriéndose babosa dentro de la oreja
intentándolo todo
V
Siguen cayendo las palabras en el embudo
Metal acerbo que transporta la masa hacia el sustento
de una progresión anónima que la traspasa
En los pelitos de las papilas gustativas de la araña
encontraremos al gusano que nació de la bolsita
sintética hecha de unos polvos manufacturados
en otra parte del mundo. Pero la bolsita no importa
y me pregunto,
¿por qué tiene que importar el gusano?
VI
Ya no pienso en el gusano
La mujer que lleva las flores en las manos se pintó las
uñas de los pies antes de caerse al piso
VII
Cuerpos apilonados en la acera debajo del agua
respirando sangre artificial chorreándose en la nuca
del otro caramelo partiéndose en dos
mirando el hígado posado en la
máquina.
Serpenteando
VIII
Sacar la historia de la memoria inerte donde reposa
confiada
para que entre en la falange de la dicha y comencemos
a fundir esta algarabía amedrentada; devenir hormiga
que ni atómica se apaga
Ely Rosa Zamora (Venezuela, 1967) Poeta, actriz y catedrática universitaria. Tiene una maestría en Escritura Creativa de la Universidad de Nueva York.