DINASTÍA | RAMI SAARI

 

DINASTÍA

Mi abuelo abandonó Polonia en 1937, fugitivo de jinetes malvados.
Mi padre abandonó Rumanía en 1946, fugitivo de la guerra y del frío.
Mi madre abandonó Argentina en 1961, fugitiva del gran amor.

Y en el año 1982 me obligaron a abandonar Pétaj Tikvá
para vivir en Finlandia, Grecia y Hungría:
callar en las nieves, temblar en los terremotos
y llevarme por el Danubio hacia el telón del infierno.
Algo ocurrió antes de todo esto, pero
ya es demasiado tarde para esclarecer lo acaecido.
A pesar de conocer las razones
y de comprender los motivos
el viaje frenético continuará.
Así es la sentencia:
ser fugitivo del enfrentamiento
por las consecuencias de la objeción,
saber que algún día cambiarán los gobiernos y los ejércitos
y que la palabra permanecerá –
permanecerá en el deseo de la hermosura,
se diluirá en la memoria del sendero.

Y no voy a tener un hijo; un hijo no le va a nacer a Caín.
El semítico semen se va de gira por el mundo,
su cuerpo es su casa.

 

 

YO

No soy el camino, soy el viaje
desde los balcones de la muerte
hasta la pared anónima.
No soy el verdadero mesías
ni la maldición de los falsos profetas.
Soy las palabras necesarias
y el poema inconcluso.
Soy el que grita,
el que pasa por el camino protestando
con sabor a almidón en la boca
y enfrente, una densa niebla húngara.

 

 

EN LA PEQUEÑA CASA DE LA CALLE JALAFTA

Las tardes pasan serenas
en la pequeña casa de la calle Jalafta.
Los amigos vienen y van con gusto y olor a mirra.
La palma porta una corona de lluvia transparente.
Las rosas casi irrumpen en la casa.
Y por las tardes de este otoño que nunca cede
estoy siempre en el balcón
mirando las luces de Talpiot al frente
y pensando en qué estaciones estarás ahora
y cómo has desaparecido, igual que la vida.

 

 

ALBANIA

Y los más pobres entre ellos
eran más miserables que los más pobres,
y las pocas veces que trabajaban – siempre temporariamente –
nunca conseguían siquiera mantenerse,
pero orgullosos llevaban su miseria como una corona,
como un halo sobre cabezas santas en las iglesias levantinas.
Mientras tanto sus años pasaban de una cama a otra
en una realidad que parecía insoportable, difícil,
pero ahora el tiempo acerca ya
el arco iris al borde del horizonte.
Destino mío, bendícelos a todos,
a quienes una vez amé.

Tirana, julio de 1996

 


Extraídos de Rami SAARI, Bajo los pies de la lluvia, Ars Poética, Oviedo, 2022.

Selección y presentación de Mariano Rolando Andrade.


Rami Saari (Petaj Tikva, Israel, 1963), poeta, traductor, y editor. Es licenciado en filología semítica y fenno-úgrica por la universidad de Helsinki y doctor en filosofía y letras de la universidad hebrea de Jerusalén. Ha publicado una docena de libros de poesía en hebreo, ha traducido decenas de libros de las literaturas albanesa, catalana, española, estonia, finlandesa, griega, húngara, portuguesa y turca. Por su obra poética ganó en dos ocasiones el premio del Primer Ministro, en 1996 y en 2003, y por sus traducciones ganó en 2006 el premio Saul Chernikhovsky. En 2010 le fue otorgado el premio de la Academia del Idioma Hebreo por su contribución al enriquecimiento de las letras en esa lengua. El mismo año recibió el Premio al Traductor Extranjero de Finlandia.

 

 

 

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