ES MENTIRA QUE NO SOMOS NADA | CLAUDIO OMAR D’AMICO


 

Es mentira que somos nada.

Ya quisiera la nada crear

una obra de Bach,

o imaginar el Quijote

o hacer el amor en una cama

o en las orillas de un mar cualquiera.

 

Ya quisiera la nada

ir a la plaza a disimular

que se está sólo

o a luchar por los derechos

de todos.

 

Ya quisiera la nada

haber operado a mi padre

y haberle sacado su cáncer.

Ya quisiera la nada llorar como lloré

el día que tuve que despedirte.

Ya quisiera la nada esperar con tanto amor

y desesperar con tanto miedo.

Es mentira que somos nada.

Ya lloraría la nada

por haber causado tantas guerras

y tanto dolor a los demás

y a nosotros mismos.

 

Es mentira que somos nada

y lo sabemos,

por eso las cosas nos emocionan

o nos duelen

y volvemos a intentar el amor.

 


 

El color azul se cayó y se lastimó la rodilla,

así nació el color rojo;

un anciano pasó y le dio al color azul

una palabra blanca.

Toma, aquí tienes silencio y tiempo

color azul -le dijo el anciano- y se fue.

Esto me lo contó mi abuelo

que escapó de una guerra

que se robó todos los colores.

 

Dice mi mamá que

cuando él conoció a mi abuela,

ella le hizo olvidar las bombas

que son de color gris.

-Yo le pregunté- ¿Esto es verdad mamá?

_ Sí, si no me creés fijate que cuando se abrazan

al abuelo se le llenan los ojos de colores.

 


Qué alegría inmensa siento de mí

que a pesar de haber sido el hijo de todas las tristezas

creo todavía que si corto un trozo de pan

alguien me dirá: ‘Tengo hambre hermano mío’

y yo sabiendo que no le conozco

le daré su pan junto a estas palabras:

‘dijo mamá que comas y que te quiere tanto’.

 

Inventaremos una madre, sí,

y algunas buenas noticias o

algún recuerdo gracioso de la infancia

porque no se debe comer angustiado.

 

Es que yo comí angustiado tantas veces

y no se come bien, así.

La noche será la misma que la de ayer,

tal vez un poco menos fría

o más llena de madre.

 


 

SALTO

¿Y si dejás descansar a tu cuerpo de tanta verdad?

Decí el primer verbo que venga a tu boca

y saltá desnuda,

hablemos de todas las veces que quisiste tocar algo

y lo tocaste.

También fuiste eso.

 

Porque ¿a qué obedece tanta tristeza

tanta culpa, tanta deuda

tanta espera, tanto salvar qué cosa?

 

Decí el primer verbo que venga a tu boca

y llorá por haberlo encontrado.

 

 

Si volvieran a pasar todas mis noches

sobre el cielo

como una procesión de mujeres olvidadas,

yo no sería más sabio

ni más bueno.

Pero es verdad que a veces uno revuelve

para saber,

y encuentra, dentro del corazón

un juguete olvidado

volviéndose anciano.

 

Decí el primer verbo que venga a tu boca

tocalo con tu vida

y saltá hacia aquello que te importe.



Claudio Omar D’Amico: Nació en La Plata, Argentina en 1967. Se recibió de profesor de  guitarra a los 15 años en el conservatorio “Ars Nova”; en los últimos años se perfeccionó con Néstor Gómez.

Cursó la carrera de Letras en la Universidad Nacional de La Plata. Publicó en 2006 el cuento “La noche fría del alma” con prólogo de Hugo Mujica; en el año 2008 publicó su libro de poemas “Todas las lunas del mundo”

En el 2008 también presentó su C.D. “Carpe Diem”.

En el año 2010 compuso la música de la obra “Tiene la revolución una mirada…” dirigida por Jorge Caballero y colaboró en los textos originales de dicha obra.

En el año 2011 presentó su tercer libro de narrativa breve “Las veintitrés ventanas”.

En el año 2014, 2016 y 2018  publicó sus  poemarios “Haciéndome voz”, “Para que así el amor” y “Lo que queda del miedo” respectivamente.

En el año 2019 ganó el primer premio del XVII Concurso Internacional Hespérides de poesía.

Además ejerce la docencia de música popular y clásica y coordina talleres de poesía sobre la estética de Neruda, Pessoa, Vallejo y  surrealismo (presenciales o por zoom).

La poesía de Claudio trenza lo sensible,  la observación sencilla y lo inefable, en ella el lector puede tomar asiento para hallarse en cada imagen como quien en una humana complicidad advierte su propia vida en la existencia de otros.

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