
ESTA CIUDAD NO TIENE RECUERDOS
Esta ciudad no tiene recuerdos
Torna a la feroz alegría
en el alivio de estar sola
Descubro que cualquier rincón
tiene un plano de luces
Con la noche dentro de la noche
su estrella es escasa
Mi destino es su mito
y el nocturno eco mi zarpa silenciosa
Un pájaro gris golpea mi ventana
Miro la ciudad en sus asfaltos
Un árbol podría haberse muerto
Y mientras, nada. No escribo nada.
Debo acostumbrarme a vivir
ASÍ DE TIBIOS SON MIS ÁRBOLES DE DÍA
Así de tibios son mis árboles de día
De noche se andan quietos
y mientras me aferro a sus ramas
debilísimas
por si detrás hay un tronco
y dentro de éste la savia
la verdad
los jeroglíficos
divago en sus torpezas
Mi paso hacia ellos es mi propio laberinto
No me moveré jamás
detrás del follaje de los otros
por un brote de luz
-porque va a lo suyo y lo mío es la muerte-
Bosque ungido en las cenizas
Los árboles se estremecen
prendiendo mis papeles para tan pocos rostros
ARRASTRO LAS ANTIGUAS DERROTAS
Arrastro las antiguas derrotas
y las alineo al borde de la mesa
Escribo
Decanto en mis papeles
Aúlla el frío en las fronteras de mis ojos
Ya no creo en la virtud de los profetas
sus columpios de tinta
sus vestidos
Un país huye de mis manos
Sigue a la noche
ardiendo en sus continuas señales
Vuelvo al sueño
siempre al sueño
donde mi padre esconde
en sus bolsillos macerados
las astillas de su aroma
ESCRIBO UN VERSO LIMPIO PARA NO DECIRLO
Escribo un verso limpio para no decirlo
Le dibujo un sol
que le devuelva la noche
y le desnude las sombras
y una lluvia lo salve
Que la muerte no lo encuentre
ni siquiera en sus plazas
Que no escuche mi sonido naciendo
en una tierna palabra que me vista
No deshojará la flor ni los periódicos
Irá junto a mis huesos
para condensar el tiempo
y seguir alimentando a las palomas
Y AHORA
Y ahora
que resurjo
como tantas veces
en mis papelitos gastados
sin un sólo pacto
con mi carne ceñida
me desnudo los pies
con vehemencia
contrita
como muestra
de escarnio
de pudor
de triunfo
hojeo poemas
sin mutación de ánimo
en esta habitación
inerme
marchita
este abismo de espantos
donde antes y siempre
oscurece mi tiempo
YO ME ACERCO A LA ORILLA DE LA NOCHE
Yo me acerco a la orilla de la noche
para viajar su insomnio
con mis pies de arenas
Yo busco. Le pregunto.
Me detengo para robarle un hijo
El frío es el silencio aún más silencioso
• Del libro Papeles nocturnos. El ANGEL Editor. Quito, Ecuador (2016)
LIYANIS GONZÁLEZ PADRÓN (Cuba, 1971) Poeta, catedrática, coautora de libros educativos y examinadora académica internacional. Tiene publicados los poemarios Estaciones de sombra (2005), Cofre de alquimias (2008), Cambios de nombre (2012), Papeles nocturnos (2016) y Bajo la dulce agonía de la piedra (Recopilación 2017-2019). Su obra ha sido incluida en varias antologías Diez navíos para la memoria, Ecuador 2020; Versos desde afuera, Estados Unidos 2019; Nueva Poesía y Narrativa Hispanoamericana del Siglo XXI, España 2016; Paralelo Cero, Ecuador 2013; Cascada de Flores, Chile 2008; entre otras. Ha participado en diversos eventos y festivales, entre los que se encuentran: Jornadas Pellicerianas, México 2021; Festival International de Poésie Marrakech: 7ème éditon, Marruecos 2020; Galápagos International Poetry Festival, Ecuador 2020, Poetry in sDreaming, Parole Spalancate, Italia 2020; XII FIL de Quito, Ecuador 2019; FIL XXVI de La Habana, Cuba 2017. Sus poemas han sido parcialmente traducidos al inglés, francés, portugués e italiano, y publicados en prestigiosas revistas de América y Europa.