
Victor Segalen, Stèles, Les Éditions G. Crés & Cie., París, 1922. Presentación y traducción de Mariano Rolando Andrade.
Victor Segalen (1878-1919) fue un hombre multifacético, aventurero y talentoso. Médico, escritor, poeta, etnólogo, arqueólogo y sinólogo, viajó por la Polinesia francesa y vivió en China. En Yibuti investigó la “otra” vida de Arthur Rimbaud. Y en las Islas Marquesas recuperó las pertenencias de Paul Gauguin, meses después de la muerte del pintor en Hiva Oa.
Entre sus trabajos más importantes se encuentran la novela Les Immémoriaux (Los inmemoriales, 1907), publicada bajo el seudónimo de Max-Anély y que relata la desaparición de la cultura polinesia en Tahití tras la llegada de los europeos, y Stèles (Estelas, 1912), un enigmático poemario compuesto en China, del cual reproducimos aquí dos textos: Les trois hymnes primitifs (Los tres himnos primitivos) y Éloge et pouvoir de l’absence (Elogio y poder de la ausencia).
Las estelas “son monumentos limitados a una tabla de piedra, erigida verticalmente, con una inscripción. Incrustan en el cielo de China sus caras planas. Uno las encuentra de manera imprevista: en los bordes de las rutas, en los patios de los templos, delante de las tumbas. Destacando un hecho, una voluntad, una presencia, obligan a detenerse de pie, frente a sus caras. En la deteriorada vacilación del Imperio, solo ellas suponen la estabilidad”, explica Segalen en el prólogo al referirse al origen del libro, que incluye ideogramas chinos y es considerado una joya simbolista y filosófica.
El misterio de la obra de este autor poco conocido en nuestra lengua se extiende a su la vida. Desde joven tuvo que lidiar con graves depresiones. No es azar que su tesis doctoral en la Facultad de Medicina haya estado dedicada a la neurosis en la literatura de su época. Agotado, murió a los 41 años: salió a pasear por un bosque y su cuerpo fue hallado dos días más tarde.