IMPACES | LUIS EDUARDO BARRAZA


IMPACES

 

Uno se abandona ante el peso lento e introspectivo de la luz

ante la zanja de tierra que le corta el paso
y le recuerda ahora
como una pausa sumergida y eterna
de calamares en celo y sirenas enlutadas
de lectura en lectura calle abajo uno
un episodio ya antiguo y sin importancia
el rescoldo quizá
de una grafía de mujer
imaginada contra el abandono cielo
de un octubre en fiebre
bajo la lluvia irreparable de una infancia intranquila

de un padre
menos ciego aún en la labor de sus años
cultivando piedras y verdades bíblicas para un tatuado jardín
menhires opresivos
y circulatorios piel adentro
insulares contra el sermón azul de la albahaca a las 3 pm
contra la rosa exitábile de toronjiles manos

uno buzo y permeable en la edad de sus renales patrias

in nomine Patris
–verdemoco tú
–azulmenta yo

definitivo y plural a ras de hierba
de una ola a otra
el todo marindemne
itacante de ser uno mismo

una vez más retomándose perdido
entre la cal evolutiva de los miedos y las costumbres
de una escritura impune          que lo lleva a tientas por un país de cabras
espinas

y aeropuertos que lo alejan
para no volver

adentroinsomne         leproso de promesas
dúctil en la marisma muda de las horas y los conceptos
que lo sostienen
frente a la única
totalitaria y lapiandante figura
de saberse arqueado ante la continua subordinación
de los sentidos
y los pensamientos

dublinante
de frontera en frontera

a pura entraña y con oraciones tísicas de papel

para una realidad sin oídos
y una geografía ya hipotética

 


Uno se sabe expuesto

indefenso ante el dios insospechado de las algas verde-azules
que permite el mar

roído
y roedor

intestinal
en la vergüenza muda de asumir la culpa
en el acto de estirar la mano para sostener el averno que uno es
a las 3 de la madrugada

como ancla
metafísica en rigor de uñas

uno mismo
evolutivo sobre el rectángulo de la cama
sobornando a la eternidad con unas pocas hojas de hierba
y unas cuantas piedras al techo
tatuadas de memoria

efervescente
vernáculo a la altura del hueso
sumergido en la geología y la constancia
de una nueva corrupción
de una caricia inesperada
que le haga saltar la conciencia del letargo

la fiebre
la bruma nostálgica de impronunciables litigios en las yemas de los dedos

libre de futuros
obsidiana y ritual de mansedumbre
escritura y sublimación

uno mismo en puente
reivindicando la humedad del concreto
y del otro

la renovación del aire
con una espalda arrancada de cuajo a la noche
imposible aún en arcadas constelaciones de pánico-instinto
uniendo poco a poco las agujas del colapso
la dimensión exacta de la tumba a cuerpo entero
de profanación en profanación

de lástima-herencia
la forma intuitiva de verificarse una vez más ante el paisaje
extranjero
e incorregible ya a las 3:15 de la madrugada
en el oficio invariable de improvisar países y ventanas donde ofrendar
cada día

el curetaje azul
de un dios sin tiempo

las arrugas
y las marcas

el pan sin levadura

la prótesis de ser


Uno se amodorra de destinos, así
de tan nadie frente al resplandor de los perros

Uno se sabe ciego e interior
ante esas luminarias de cuatro patas
que uno se tropieza por la calle:

hocico y sarna
emotiva sarna para uno
mientras camina en busca de pan / o leche

como estrellas casi
relamiendo el asfalto
inmóviles bajo las ruedas
y las injurias de los choferes

dormidos e intactos       a la altura de los agujeros negros

uno mismo
incorregible y a la deriva ya
imantado por el salvoconducto de su carne en deterioro
haciendo cuentas de nonato
rumiando verdades a flor de arrugas más y rieles
para no encontrarse
y esquivar los eslabones de una cadena
que siempre se le antoja a uno        demasiado dura

detenido en la mismedad de saberse
no otro / sino el mismo-real
extinguible
verificable en la bondad del aire y los pulmones
en el pudor de una ingle
en la contingencia de unas manos que usas
para ganarte la lluvia toda de los paraguas al amanecer

el sucio insobornable de unas uñas interiores
que te lastiman / calle afuera
y calle adentro

junto al rastro invisible de las piedras
y el ayuno introspectivo de los gusanos



Uno se lidia contra el quicio de las ventanas
expuesto, en la calle
colgado del gancho en la carnicería propia
de venderse

libra a libra
tajada a tajada

ante la mirada efervescente del transeúnte que se detiene
consulta a las piedras
permite el mar, si acaso
y arremete liberal contra los perros que aguardan

aunque sea un trozo

de nariz
de oreja uno adentro
propiciando el espectáculo
de alimentar sirenas y dromedarios con su irreverencia de animal herido
de raro

de advenedizo entre las faldas de lo cotidiano
de la calvicie ilusoria de amarrarse las vergüenzas del dolor
de la sangre derramada
por un dios insomne con lentes oscuros en la playa

tras los vidrios relucientes de la tarde
de una indócil necesidad
de techo / o pan / o puente

de colgarse patas arriba por una moneda uno
contradictorio en la ebriedad del poema

de verse al filo de la literatura
una vez más

desamparado entre los desperdicios de la luz

con las manos urgentes
de una imposible claridad


a Carlos Iván Padilla

Uno se mira y se sostiene como puede
con su peso de cojo / de miope
o extranjero

de día o de noche
recogiendo la basura mental que le devuelve el mar desde lejos
desde una playa intranquila
que apenas flota sobre la cama

uno todo en la exasperación
y el desgaste de los hijos que no tiene
de su casa invisible de tan propia años más en el porvenir de lo incierto
con jardines y ventanas por doquier / uno, quizá

[pero siempre en perspectiva de uno mismo en tierra ajena]

con su peso y su paso roto
de cetreras tardes corroído en los andenes clandestinos del corazón
sin agua para la sed / o la lluvia / o las olas / o los peces
o la fauna psicotrópica del mar todo de llevarse a cuestas

y sostenerse
inútil en la medida de sus años / y sus meses
y sus días de conjugar los colores del alfabeto

obituario y adherido
a la modulidad de una lengua
que le nace a uno entre las yemas de los dedos
con su huella / y su costumbre
y su impronta de animal rastrero         y huidizo

uno mismo en el disimulo de darse a la tarea de rastrearse
olfato en tierra contra la hendidura de sus vertientes y espejos

solo
e inadvertido

bajando al pozo noche a noche
para limpiar con algodones muchos

la incurable sanguaza


a Jesús Montoya

Uno se abre a la conciencia y mira, y cuando mira:

balcones suicidas
y habitaciones de insomnio por doquier

y como metida bajo la piel
y a salvo
la gimnasia inútil
de los años y los dedos

No, no es la hora, se dice uno
y vuelve y mira, porque cuando uno mira a veces se es, más allá
también

apenas en esto temblando
como un aullido de alfileres
porque todos los paraguas no son suficientes, repite uno
si el paraíso se le viene encima

y hacia el caníbal los latidos prematuros
rozando el olor desnudo de un café en la bañera
imaginado, también
con la mano en alto
y la canción deshuesada:

y no seré, o tal vez sí
y más allá

y adentro / entre el ombligo y la indulgencia de la fractura
el niño-solo

el siempre-niño-uno de los incendios
y su luz de amoratadas cavernas
y su solo de instinto

y su vena ya coagulada de futuros y muñecos

y noches
y más fracturas engordando la lista
la empobrecida lista de verse cubrir el rostro día tras día
con las manos preñadas de costumbres           y vergüenzas

como buscando mojar el mar

o la distancia

o la inocencia perdida
en alguna acera de otra ciudad

 


Los poemas presentados pertenecen al libro inédito: Impaces


Luis Eduardo Barraza (Venezuela-1990) Poeta y Licenciado en Letras. Autor de Calamarius (Valencia-España, 2018), Los días arqueados (Caracas-Venezuela, 2017) y Solicardia (Maracaibo-Venezuela, 2016). Ganador del Premio de Literatura Experimental del Sporting Club Russafa (España) y del Concurso Anual de Poesía Librería Lugar Común-Embajada de Italia (Venezuela). Poemas suyos han aparecido en revistas literarias como Latin American Literature Today (EEUU), Carruaje de pájaros (México), Círculo de poesía (Argentina), Lowfi Ardentia (Puerto Rico-Nueva York), Otro páramo (Colombia), entre otras. Poemas suyos han sido traducidos al Inglés y al Portugués. Su libro Los días arqueados fue traducido al Italiano. Es creador y director de la Biblioteca Virtual Poesía Vzla https://poesiavzla.wordpress.com/

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