
CADENCIA FINAL
TUMULTUOSO
XXX
Caemos dentro de un cristal de jade
y los ojos piensan una danza.
La cadencia del lápiz dibuja una sonrisa en medio
de signos, y sobre ellos la música cava el rincón del
silencio: escritura como música: partitura de luz y sol
y de todo aquello que canto.
Escritura-música, único delirio de los amantes
tartamudos y ciegos y sin sentido alguno más
que el puro goce.
Soñar, otro silencio arrulla la noche.
La obscuridad es una definición: el sueño retumba
en los océanos de los signos y es la danza de los días
retorciéndose a la sombra de los tambores.
Palabra: definición del tiempo en mil acordes;
no de notas sonoras sino de oro.
Palabra: signo vacío poseído por la circunstancia
y los demonios del sueño y la vigilia.
Y así es el sentido de los días: silencio de nueva
cuenta: pregunta: respuesta poco clara.
Música de las horas que trazas sobre este cuadro
un cuerpo: Eva, sí, Eva tomando un baño en Babilonia
o quizá en el Leteo.
(Eva, dime siempre que somos dos, dime que sólo
estamos para consolar el llanto del otro,
Eva, no dejes que te coman las hormigas
y no te hagas un tronco viejo, Eva, dame calor.)
Eva es también la danza del sueño: signo: metáfora:
tiempo vivido: tentación de la muerte: vacío de la
palabra Eva y lleno del estar aquí como besándote.
Y al final ella morirá como las garzas y los elefantes.
Luz de los días que velas mi sueño y mi muerte,
cuida a Eva con todo su tumulto de alegría sinfónica,
cuida mi alma que está un poco maltrecha,
recuerda mi nombre a todos los duendes
y fantasmas de por acá.
Sol, dame luz.
Acompáñame.
Tiempo: toda la fatalidad para darte muchos besos.
Eva, muchos besos por siempre.
Cómo nos gusta dormir para danzar al ritmo
de lo que no se puede hacer despierto,
de lo que no responde a la lógica del nombre propio,
del Yo como signo, del Yo como respuesta.
Ya se apagan las farolas del parque porque los niños
tienen que jugar a obscuras; lo mismo sucede
en las guerras: la diosa fortuna no está
comprometida con cada uno de nosotros.
Odiseo, qué triste te encuentras en Ítaca;
pero el viaje sigue y seguirá, y las olas marinas
agitarán de nuevo la mente del color y los dibujos.
El lápiz no deja de cifrar, es una suerte de encanto.
Estos acordes ya se convierten en coral,
en peces de colores, en serpientes coralillo.
Esta música es un viaje sin retorno: estalla en
risas: bromas del sonido: persistencia vital de los
corazones: sangre vertida sobre los días en los meses,
en los años y minutos en la lengua y sobre los ojos,
y cuánto pero cuánto llanto se ha derramado:
Eva no me dejes nunca.
Risa, mucha risa de locos es lo que necesito:
un tigre es masticado por completo: vitalidad de la
carne: insaciable existir en el nombre propio,
en el que se dice Yo: masonite: palabra.
Queda el nombre propio que se dibuja a sí mismo en
la tinta de la escritura, la que aparece como ritmo y
como disonantes acordes a cada trago
y a cada bocanada de aire, es nuestro viaje;
viaje a la profundidad del sueño y de la luz del día
al unísono, a eso que se dice no existir más que
en la memoria y entre medio de las vocales y las
sílabas: bosque de encinos.
Mi nombre y tu nombre son el sentido del eco.
Nuestros nombres viven en lo profundo del río de
masonite, en el cuadro de masonite que espera ║
JORGE ARZATE SALGADO. Toluca, México, 1966. Poeta y sociólogo. Doctor en Sociología por la Universidad de Salamanca y Maestro en Investigación y Desarrollo de la Educación por la Universidad Iberoamericana. Profesor de Carrera en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma del Estado de México. Entre 1996 y 1998 asistió al Taller Literario “Joel Piedra” dirigido por el poeta y traductor Guillermo Fernández. Su trabajo literario ha sido publicado en las revistas Tierra Adentro, Castálida, La Colmena, El Comentario Semanal, Atril de poesía, Los poetas de la cinco, Luvina. Fue integrante de la X generación de becarios del Centro Toluqueño de Escritores A.C., y fue programador de actividades del mismo durante 1997 y 1998. Fue becario del Fondo para la Cultura y las Artes del Estado de México en 1997 y 2012. Ha publicado los poemarios: Canciones para los piratas ausentes [1992], Recuerdos de la casa azul [1997], Pradera de masonite [2010], Princesa de Cristal [2011], Sirena de Tule [2013], Como hilo luminoso, el mar. Antología personal (1992-2010) [2013], y 19/09/17. Poema en tres actos [2018]. En 1991 obtuvo el Premio de Poesía del Centro Toluqueño de Escritores y en 1996 el Premio Nacional de Poesía Joven de México “Elías Nandino”. Ha participado en decenas de recitales de poesía en México, España, Ecuador, Chile, Cuba, Guatemala y Rumanía. En los últimos años ha participado, entre otros, en los siguientes encuentros literarios internacionales: XIX Encuentro Internacional de Poetas en Zamora, Michoacán (2015), V Encuentro Internacional de Poesía Contemporánea San Cristóbal de las Casas (2016), Primer y Segundo Festival Internacional de Poesía “José María Heredia” 2017 y 2018, Primer Encuentro Latinoamericano de Escritores de Metepec (2017), Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango (2018), Festival Internacional de Poesía de la Habana (2018), XI Festival Internacional de Expresiones Culturales de la Nueva Generación, Proyecto Posch San Cristóbal de las Casas (2018), Festival Internacional de Poesía de San José de Chiquitos Bolivia (2019), Festival Internacional de Poesía de Curtea de Arges Rumanía (2019). Poemas suyos han sido traducidos al italiano, catalán y rumano; así como aparecen en una decena de antologías publicadas en México, Chile, Colombia, España y Rumanía. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de México.