
Comte de Villiers de l’Isle-Adam, Contes cruels, Calmann Lévy Éditeur, 1883, París. Presentación y Traducción de Mariano Rolando Andrade.
Auguste de Villiers de L’Isle-Adam (1838-1889) fue uno de los tres autores que Paul Verlaine sumó a la nueva edición de 1888 de Les poètes maudits, texto fundacional de un linaje literario. La primera, de 1884, presentó a Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé y Tristan Corbière. Junto a Villiers de L’Isle-Adam y Marceline Desbordes-Valmore, Verlaine no dudó en incluirse bajo el seudónimo Pauvre Lelian (Pobre Lelian, un anagrama de su nombre).
Si de esos seis poetas, tres (Rimbaud, Mallarmé y el propio Verlaine) integran el canon de la literatura, el rastro de Villiers de L’Isle-Adam (1838-1889), que prefirió la prosa y raramente incursionó en el verso, se ha escondido con el correr de los años, borroneado quizás por la ausencia de una cúspide a la altura de Une saison en Enfer de Rimbaud o Chanson d’automne de Verlaine.
Su obra más conocida, les Contes cruels, de 1883, un volumen de relatos, incluye una “rareza” en verso, Conte d’amour, siete poemas de diferentes periodos presentados como una historia de amor, desamor y liberación. “No hablaremos de los Cuentos Crueles porque este libro ha hecho su camino. Hallamos allí, entre relatos milagrosos, versos de la demasiado escasa producción del poeta en su madurez, pequeños poemas agridulces dirigidos a, o escritos sobre, alguna mujer probablemente adorada antaño y seguramente despreciada hoy”, escribió Verlaine en su libro, en el que incluye algunas estrofas. L’Aveu es el segundo poema de Conte d’Amour, Adieu el sexto y Rencontre el último.