LA FLAMA DEL ALIENTO | RUBÉN REYES RAMÍREZ


LA FLAMA DEL ALIENTO

En solidaridad con los hombres y mujeres de Colombia y los pueblos sumergidos en la opresión.


…es tanta la niebla, la vaga niebla cagada por los pájaros
Pablo Neruda

TALLER
Ensamblar la propuesta:
acto imprescindible de la flama en el silencio:
alfarería de un barro húmedo
para construir el reino de lo azul en el mundo
con el poderío de la esperanza.


RISCO
Ahora el fuego,
el risco del aliento al fondo de la tarde
está en un límite,
en la desollada inmediación de las manos y los labios
huérfanos.

El atisbo de la noche que nos mira
es el pulso de la niebla
ahogando una luz secreta en los abismos del agua:
heredad sin lunas
estación sin orillas en el vitral de las esferas
del disturbio.


REDUCTO
Desollada en el silencio,
muerta acaso la que no brotó
espiga del instante,
en la atmósfera azul
entre los jazmines y los pájaros en la textura de un huerto,
el fulgor de la alborada
se refugia a solas
bajo la superficie yerma del aliento.

Y casi canta
o conspira una canción de transparencia
en la raíz oscura de la sangre.


NIEBLA
A burbujas
sobre un limo en la hojarasca malherido
se nos escombran en la niebla los indultos del milagro:

Cada hombre y mujer expulsados
de la arcilla de un lecho insurrecto
a la desnudez insomne del exilio
culpables de encender la flama en el búnker de sus párpados;
cada escalera de marzo al reflejo de las cumbres en la curva
tras el arcoíris
en el estío de la lumbre
con la piedra de una lejanía a cuestas;
cada tribu sin cánticos
ni bailes en torno a sus hogueras,
desterrada de una tierra prometida;
cada preludio del mundo
perdido en el itinerario de un abismo
en la condena de esperar,
quebrar el nunca
en la insurgencia de otro encuentro.


SUSPIRO
En el antro rotundo de las aguas,
la paloma mensajera de la espiga
-flor diurna al aire indefensa-
se hunde en el naufragio de un suspiro.

Hay un perfume de candor en la ceniza
sin retorno.


LINTERNA
Anochecida entre tabernas la nostalgia,
el fuego de la lámpara en el pecho se consume
hasta el ardor mínimo del instante;
el humo se enrarece
en la luna desierta entre las lágrimas.

Celebrando en la embriaguez de un puñal el olvido
de las pupilas y los labios,
la viudez del mundo cincela en la bruma
un tatuaje de sombras:

Nidos huérfanos sin aromas,
arrullos evaporados, nombres de sal,
estatuas,
vuelos inundados en el reflujo del vértigo,
raptos en lo baldío a las nubes.

Ambrosía germinal de adolescencias
en la espuma de un torrente de astillas.


ODRE
Resplandor sangrado en un arenal desierto,
bajo la superficie en lo fugaz de un rito mudo,
incuba el espejo acrisolado
en un odre de penumbra
el haz de la hermosura a contraluz del desencanto.

El cáliz del ocaso apura
un rielar de soledades
con un licor de niebla en la garganta.


DESIGNIO
Desde la oscura residencia del agua
donde se asilan los fulgores íntimos,
desde la roca del silencio
vendrá la flama
con una consigna de insurgencias por la aurora
y hará que bajo el cielo surja
de las pupilas y las manos deshojadas
entre la “vaga niebla” y las heces de sus “pájaros”,
la propuesta:

Quemar la lepra de lo inmundo,
(oficio de amanecer con una piel sin manchas
desnudos)
y hacer el amor
fecundando de latidos la corteza de la tierra:

En los riscos de las colinas azules
y sobre la hierba matutina de los prados,
en el baile de las olas en los puertos,
sobre la multitud por las calzadas y los puentes,
en la sirena de las fábricas
o en los manteles blancos
de la mesa del domingo…


JARDÍN
Ensamblará la flama en lo azul del aliento la propuesta,
alfarería de un barro húmedo
para perfumar la madrugada:

En el jardín del aire
construirán las manos y los labios bajo el rocío
el reino unánime de la hermosura
con un búcaro de estrellas
o un puñado de violetas húmedas.


SIEMBRA
Y cuando la flama ensamble el resplandor en la hojarasca del silencio,
bajo la lluvia orbital de alguna siembra
fundaremos de nuevo al fin el sitio de la vida
sin ausencias,
a la medida de todos nuestros nombres.


RUBÉN REYES RAMÍREZ, nació en Mérida (Yucatán, México) en 1953, poeta, ensayista e investigador cultural. Ha publicado los poemarios Pequeño brindis por el día (1987), Ocupación del aire (1922), Centinela del espejo (1993), Conjugación de hojas para un crepúsculo (1995), Estrategia para tomar la flor  (2003), Carrusel de arena (2005), Crónica del relámpago (2009) y Memorial de la piedra (2011). Al lado de Fidencio Briceño Chel, coordinó Póopol Wuuj, edición bilingüe maya yucateco-español, Universidad de los Andes (Ediciones El otro el mismo, Venezuela, 2012). Recibió en 2013 la Condecoración Doctor Caracciolo Parra y Olmedo, «Rector Heroico», Universidad de los Andes, Venezuela.


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