LA PIEDRA TALLADA | BYRON RAMÍREZ


CUNA PARA FÓSILES
Verás un puma rastrear tu caminata
cuando apartes de tu rostro
esa máscara de liebre.

Verás llover granizo sobre el sendero de la sed.
Y no te importarán las víctimas
que vaya dejando el frío a su paso.

Este es el abismo que vigila nuestro aliento.
La piedra tallada bajo tu vientre
el último día del mundo.

Tú sigue caminando.
Aún no es tarde para hacer de tu lengua
un rincón de selva en mi costado.
Pero suelta las amarras.

Es tiempo de convertir la sombra
en lo que no pudo convertir el tiempo:
El triunfo del vértigo sobre la carne.
La llaga que se angosta y se dilata entre nosotros,
levantando un conjuro
contra el fantasma del olvido.

Y vamos a quedarnos ciegos
y vamos a suplicar que nos maten
uno sobre otro
cuando el beso se nos haya rebelado.

No trates de encontrar lugar sin ruinas
en esta cuna para fósiles.
Tu piel se ha vuelto espesa,
más espesa que la niebla
y solo puedo verte yo,
ahora que Dios ha extraviado
su pupila muda en el deseo.

¿Qué más quisieras pedirme?
Solo yo puedo verte a oscuras
venir hacia mí de rodillas
con la boca abierta.
Porque he dejado caer de mi pecho
la última serpiente moribunda
y has hecho con ella tu vestido.

Pero nada importa.
Hoy mi tiento te aprende
y siguen lloviendo ídolos de sal
en la montaña.
Ya no estás bajo mi umbral.

¿Acaso puedes oír
cómo arde todavía
aquel puma enloquecido
entre los árboles?


EL ÚLTIMO DÍA DEL MUNDO
Soñé que habías muerto.
Caminabas a oscuras
entre rostros desconocidos
tratando de olvidar
olvidando.

Soñé que habías muerto.
Un frío de años terminaba
de encadenarte la nuca:
¿Qué hora es?
Y yo lloraba porque sentía
que te haría falta un abrigo a donde fueres

y ya no podía levantarte
-no podía o no quería-
tan solo te dejé ahí
bajo seiscientas moscas de arena
acurrucado a pesar de la amenaza del olvido
Y ahí te quedaste. Te quedaste…

Soñé que habías muerto.
Medianoche
y nadie podía acercarse a tu ataúd
nadie podía bendecirte peregrino
o revelarte la palabra necesaria
para luchar contra las hienas
nadie podía robar de tu mano
las joyas de amatista
o arrojarse a tu pecho como a un lago.
Nadie podía
nadie pudo encontrar tu nombre
entre las aves de carroña.

Puede ser que te preguntes
adónde sepultaron tu cuerpo aquella noche
o te preguntes por tu último verso terminado
o por el pacto de las ropas que te cubrían las heridas.

Soñé que habías muerto.
No había más nada.
Al día siguiente
ningún pájaro cantó.
Y ahí te quedaste. Te quedaste…


CUANDO LOS RÍOS CALLEN
Cuando los ríos callen bajo los puentes
y la ciudad se rinda sin retorno
seguirás el sendero de las rapaces hasta mi cuerpo.

Pondrás sobre mi frente
el átame que resguardas con orgullo,
ahí donde los hombres aprenden a soñar
con alacranes.

Como un sorbo de leche
en la boca
de un recién nacido,
bajarás entonces por mis muslos.

Será mi sombra
el ciervo que atraviese el bosque
para acurrucarse en tu garganta.
Y nada podré ver.
Y nada habré olvidado.

Enredarás mi lengua entre tus piernas
como la noche jaguarundi
enreda su ojo en los estanques
y los prende
y los asfixia.

Para nosotros será por fin el silencio de la tierra.
Y nada podrás ver.
Y nada olvidarás.

Cuando los ríos callen
y la ciudad se rinda sin retorno
yo he de ganarme la muerte
adentro de tu cuerpo.


BYRON RAMÍREZ. Filólogo, poeta y editor literario costarricense. Ha publicado: Entropías (2018, Nueva York Poetry Press, Estados Unidos); Adamar (2020, Poiesis Editores, Costa Rica); y, recientemente, Terra Incognita (2021, Editorial Arboleda). Obtuvo el Primer lugar Certamen Nacional de Poesía Martin Luther King (2017), Primer lugar Certamen Nacional Brunca Universidad Nacional de Costa Rica (2018), Finalista Certamen Emilio Prados (2018), entre otros reconocimientos.  Sus poemas, además, han sido distribuidos en diversas revistas y antologías internacionales, entre las que sobresalen: Le Parole Grondanti (Italia), Revista Altazor (Chile), Revista Círculo de Poesía (México), Revista Santa Rabia Magazine (Perú), La Raíz Invertida (Colombia); y traducidos al italiano, uzbeko, inglés, árabe y francés.

Categorías