POEMAS DE EMERGENCIA/ANTOLOGÍA (5ta Y ÚLTIMA PARTE)

ANTOLOGÍA EN APOYO A LA RED DE TRABAJADORES DE LA SALUD POR LA PANDEMIA DEL CORONAVIRUS                     

(5ta Y ÚLTIMA PARTE)

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Curadores:
Jorge Contreras Herrera
Luis Manuel Pimentel
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Desde nuestra  Asociación Civil Ablucionistas, hemos realizado debido a la contingencia por la terrible pandemia del coronavirus, diversas actividades poéticas que han reunido extraordinarias voces de la poesía en el mundo. Estos recitales los hemos llamado Poetas Sin Fronteras. 

Por semejante hecho, queremos rendir un homenaje en apoyo a la red de trabajadores de la salud, que en estos momentos se han convertido en nuestros héroes y heroínas, salvando la vida de muchos seres humanos.

Toda persona requiere el reconocimiento a su trabajo, como una forma de agradecimiento. La denostación, la burla son formas de humillación y violencia. Nosotros queremos a través de nuestros poemas y de nuestras voces, decirles a todas y todos quienes trabajan en el sector salud, gracias, gracias, gracias.

Los Ablucionistas

Poetas de emergencia:
* Chema Paz Gago
España
* Natalia Gómez
México
* Agustín García
México
* Nimbe Rock
México
* Claire Joysmith
México
* Fer de la Cruz
México
* Indran Amirthanayagam
Sri Lanka/Estado Unidos
* Luis Manuel Pimentel
Venezuela
* Jorge Contreras Herrera
México
* Jonathan Harrinton
Estados Unidos
* Enrique Bernales Albites
Perú
* Evans Cadet (OKan)
Haití
* Liliana Silva
Colombia
* Alexis Soto Ramírez
Cuba
* Kary Cerda
México
* Cristian Avecillas
Ecuador
* José Eugenio Sánchez
México
* Marta Cwielong
Argentina
* Luz Stella Mejías
Colombia
* José Luis Ochoa
Venezuela
*Ada Zapata Arriarán
Bolivia

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JURAMENTO HIPOCRÁTICO O PROMESA DEL MÉDICO

Por la Asociación Médica Mundial (AMM). Texto aprobado en octubre de 2017, en Chicago.

COMO MIEMBRO DE LA PROFESIÓN MÉDICA:
PROMETO SOLEMNEMENTE dedicar mi vida al servicio de la humanidad;
VELAR ante todo por la salud y el bienestar de mis pacientes;
RESPETAR la autonomía y la dignidad de mis pacientes;
VELAR con el máximo respeto por la vida humana;
NO PERMITIR que consideraciones de edad, enfermedad o incapacidad, credo, origen étnico, sexo, nacionalidad, afiliación política, raza, orientación sexual, clase social o cualquier otro factor se interpongan entre mis deberes y mis pacientes;
GUARDAR Y RESPETAR los secretos que se me hayan confiado, incluso después del fallecimiento de mis pacientes;
EJERCER mi profesión con conciencia y dignidad, conforme a la buena práctica médica;
PROMOVER el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica;
OTORGAR a mis maestros, colegas y estudiantes el respeto y la gratitud que merecen;
COMPARTIR mis conocimientos médicos en beneficio del paciente y del avance de la salud;
CUIDAR mi propia salud, bienestar y capacidades para prestar una atención médica del más alto nivel;
NO EMPLEAR mis conocimientos médicos para violar los derechos humanos y las libertades ciudadanas, ni siquiera bajo amenaza;
HAGO ESTA PROMESA solemne y libremente, empeñando mi palabra de honor.

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JOSÉ EUGENIO SÁNCHEZ
MÉXICO

DÍA INTERNACIONAL DE LA POESÍA

el video me muestra echado y descalzo en un sillón de la sala
y detrás de mí hay tantos libros como pobres
mi voz suplicante pide que te quedes en casa durante la pandemia
y escuches mi poema que empieza muy triste
: la ciudad está desolada
solo se escuchan los golpes que provocan
los camareros con cubrebocas lavacoches con cubrebocas albañiles con cubrebocas jardineros con cubrebocas veladores con cubrebocas cuando caen muertos en la calle
no mueren por el virus
mueren de hambre
y detrás de ellos
poetas actrices bailarinas tramoyistas payasos vagos indigentes migrantes
también caen muertos de hambre pero sin cubrebocas:
y hago una pausa para darle unos sorbos a mi coñac
pienso en el príncipe infectado y su karma infiel
y vuelvo al poema
: ahora la mitad de la ciudad es un hospital
y la otra mitad se divide en cementerio y claustro
poco a poco en el poema
epidemiólogos enfermeras paramédicos geopolíticos sociólogos economistas intendentes de hospital
ex presidentes y expertos del tik tok
se asfixian en su propio aliento
como barcos varados en el océano o ballenas en la playa
las carrozas hacen fila igual que los carritos en la caja de un supermarket
hay demasiados muertos en el poema que urge ponerle cal a las palabras antes de que la pantalla se pudra
unas se infectaron amándose
otras al sacudir el cabello
otras sin darse cuenta
otras decidieron tirarse desde la azotea
y el resto son optimistas porque les está pasando lo mismo:
el texto no lo dice pero un gargajo ha tumbado la bolsa de valores
y mi voz suplicante desde el sillón de la sala
pide que te quedes en casa durante la pandemia
y escuches mi poema que: ahora es un edificio
y tiene virus en picaportes cerraduras barandales
cuchillería control remoto cables del tendedero ascensor escalera apagadores abanicos focos ventanas cajones mesas cortinas suelo manijas candados
e infecta mis manos
e infecta tus ojos:

(Del libro: #teleo #mequedoencasa #salariodeburócrata)

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LUZ STELLA MEJÍA
COLOMBIA

NO OLVIDAREMOS

No olvidaremos a quien sigue en pie
al lado del enfermo,
aún con rabia plástica y frustración de tela.

No olvidaremos a los campesinos
que en Tuluá regalaron esperanzas.

No olvidaremos al 29 Diner
que convirtió su comedor en alacena abierta.

Al que prestó su carro a una extraña,
enfermera que iba tarde a cuidar vidas

No olvidaremos a quien cambió ganancias
por justicia, retornando riquezas a su fuente.

No olvidaremos a quienes se alzan
con la verdad como antorcha y como lanza

No olvidaremos los gestos de amor y de empatía.
Los grabaremos con fuego en la memoria

No olvidaremos a mujeres y hombres nobles,
gente ordinaria haciendo en su rutina
cosas extraordinarias.

No olvidaremos tampoco a los tiranos.
A quienes excluyen a las batas blancas.
A quienes compran, acumulan y se lucran.
A quienes quieren que el mundo gire siempre
alrededor de su avaricia inagotable.

No,
No olvidaremos nunca.

**
MARTA CWIELONG
ARGENTINA

UN NUEVO COMBATE

cuando nos creíamos
inmortales y el mundo
era nuestro,
antes de morir
de estallar los pulmones
en cristales
tras la nube de asfixia
estaban cada uno de ellos
desconocidos
en pie
en sus batas blancas.

**

JOSÉ LUIS OCHOA
VENEZUELA

UNAS LÁGRIMAS

Brotan gotas de sal desde las aguas del viejo dolor
con compasión lenta
recorren los surcos de la piel herida
en estos cuartos de hospital
en las horas bajas que vivimos
cuando el pesar es un silencio opresivo
sobre los cuerpos en su intemperie
en su falta de aire puro.

Este líquido de la memoria recuperada
descubre la fragilidad de un tiempo
que intenta resurgir de los abismos
gracias al rocío surgido
desde el pozo oculto del alma
-enjugado por los guantes de unos ángeles
en sus batas blancas.

Unas lágrimas inesperadas liberan así
las alas atadas
que elevan ahora el espíritu
y son un oasis en tanta tierra enferma.
En los cuartos de hospital junto a unos ángeles
ellas nos guían hacia la fuente de la sanación
este renacer luminoso
anhelado.

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ADA ZAPATA ARRIARÁN

BOLIVIA

1

Estaban solos entre los otros

y descendieron a la ciudad cerrada

para sentarse
en las camas viejas
de metal

hasta que todos
quedaban dormidos

detrás de las puertas

debajo de las camas
apoyados contra la pared

de pronto
sonaban las sirenas
y la gente caía adormecida

porque la muerte
los perseguía

los tocaba por la espalda

oscurecida por el aire
nublada por el aire

se desnudaban de nombre
de cuerpo

se escondían en otros cuerpos

para no tocar
y no ser tocados

para volver a dormir
de costado
con el rostro escondido
a la invisible ceniza
a la lluvia al revés

pasmados en el mismo aire

mudando palabras
en las espaldas
de aquellos
que como ellos
ya no sabían
respirar

atrapados
en los otros
en el vaho de la niebla

antes de que el aire se transforme en puerta

bebiendo el fuego

con la nebulosa cuerda en el cuello

entonces podían escapar

envueltos en la marea

extendidos en la luz

fumando el cigarrillo

que dejo el deseo

2

Recordar                                                                  olvidar

encontrar                                      el lugar

llegar

a tiempo Despertar

con los ojos abiertos

Dejar

que la sonrisa dirija la mirada

y reír

El rojo de tus cabellos rojos

¡Para verte

Recordar

que                            se olvida

Olvidar
que se recuerda!

**

MARIALIA SUSANA PECEROS VALENCIA
PERÚ

DESDE MI VENTANA

Mi habitación es ese espacio que gobierno, un País sin nombre y sin bandera;
Donde ya han trascurrido dos meses desde el estado de emergencia sanitaria.
Hoy he despertado por los rayos del sol que soberanamente ingresan hasta mi cama,
Si durmiera del otro lado de la casa, seguro podría escuchar a los pájaros cantando;
Pero estoy de este lado, junto a la avenida principal, desde aquí puedo ver los cables de luz y las palomas que se detienen en medio de su viaje a no sé dónde.

Abro las ventanas esperando sentir la brisa fresca de la mañana.
Y abajo esta una avenida ancha y de asfalto, silenciosa y repleta de recuerdos.
La misma Avenida que se llevaba a mamá para emprender sus viajes de trabajo.
Mi hermana se colgaba de la ventana gritando: ¡Mamá no te vayas!
Mientras ella, mi mamá, amarraba sus lágrimas y desaparecía por esta Avenida.

Un día de esos, cansada del llanto de mi hermana le pedí a Dios,
Entre oraciones y llanto para que Mamá no viajará más,
¿Será que Dios escucha las plegarias de sus files?
Hoy gracias a la emergencia sanitaria. Mamá no ha vuelto a viajar más.

Esta Avenida es también ese trayecto entre mi casa y el Jardín de niños.
Aquel recorrido estuvo marcado por los pasos atléticos de mi padre, que me llevaba en los hombros hasta el jardín.

En esa Avenida mi padre me enseñó a manejar bicicleta, me caí varias veces.
Volví derrotada a casa otras innumerables oportunidades, arrastrando mi cuerpo por esta Avenida.
Cierro la ventana para ir a desayunar.
Escucho desde mi habitación que mi Papá encendió el televisor,
sintoniza el noticiero de la mañana, nuevas víctimas de la Pandemia,
hospitales colapsados y médicos infectados.

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