POEMAS | JOSÉ GABRIEL CABRERA ALVA

JOSÉ GABRIEL CABRERA ALVA

Del libro inédito contralengua


7
mastiquemos brasas
el deslizamiento de la idea
rueda rueca
tu afirmación carece de fundamento
hablamos con un velo nupcial entre los labios
brillaba en tus ojos
ninguna lengua sostiene al mundo
como cuando los signos se nublan de visiones
no lo dijiste a tiempo
la naturaleza no puede plantar un árbol
debajo de tu boca
un fuego irreal abre tu pensamiento
no debe llegar en su negación
el lápiz celeste
entre quietud y movimiento
hemos asediado los fragmentos transparentes
el poema salta de la página
torbellino de diamante
de barro son
los últimos movimientos
la virtualidad del blanco nunca se define
entiende entonces
a los cárdenos cuencos de los ojos
sin telón ni máscara tus párpados
terca la lava de tus huesos
apagando sus luces
el símil es la piedra en los labios de medusa
aunque no haya nada
la música es una forma de idea
leíste en el espacio lo que no era para nadie
pulsa pues
las visiones y el sonido
como si fuese una sonaja
ha erotizado a los gatos salvajes
toda pregunta centellea
sobre la almohada
para siempre tus dientes
habrían de morder
una naranja pintada en el lienzo
la distancia
grandilocuente del sol
como si fuésemos hormigas
arrastramos siempre un cadáver
la materia es de tierra y de durazno
toco tus formas burlándose de nosotros
el olor a brasa de tus ojos
toma este fragmento de nada
cuídalo
porque habrá de devorar tu cuerpo
por el estío
se acerca la piel
esa navaja que afilas
ha borrado todas las palabras
los extramuros
arden en el verso tachado
sueña con manzanas
el sonido de la muerte es un jadeo
en el que estoy de pie
invento una peña que hace sangrar mi frente
puebla tu desnudez con ese espejo


16
desaparecemos
esta es la línea exacta
aunque tengamos relámpagos en el cuerpo
el cielo nos ronda con su mentirosa caricia
no nos engañemos
el hombre es la paradoja del mundo
la carnicería con que nombramos lo ausente
el fondo de la imagen es un antro de dioses
ebrios de transparencia
negamos lo que nos duele
nuestros cuerpos no han de sonar
bajo una luna que no nos guiaría
las estrellas flotan en el lavabo
la ecuación perfecta no existe salvo en imagen
y sin embargo nos llenamos la cabeza de verdades
que no hemos de usar
pensar es doloroso
las palabras prohibidas
son cuerpos gemelos
una espalda que se curva entre las nubes
el ave carcome sus alas
en un instante podemos quebrar el horizonte
la marea entra en los suburbios
la sangre de tu cuerpo es de vidrio
hipnotizamos los caminos
pero hablamos para no decir nada
en el viento la música
el lecho de las hojas
sacude tu pensamiento
el fuego se abre y se cierra
en una tormenta de murmullos
he de cantarte
para que el árbol sea una estatua
labios invisibles como puñales
el río danza hasta cubrirse de arena
dormido el follaje arrancaría el círculo perfecto
somos contrarios
no habremos de encontrarnos en la tierra como en una cópula
dime entonces esas consonantes incendiadas
la música imperfecta
en la que hemos de morir


19
el vidrio de los ojos
contempla
lo que no hemos de tocar
la mano abierta al alfabeto
el río arbitrario que remonta la fuente
la cascada del significante
el tiempo que descorre la desnudez del cuerpo
traeré una huella en las metamorfosis
tan bella que me enseñará a morir
las palomas destrozadas y distantes
necesitamos el ritmo para aniquilar las cosas
aunque la víbora ondee en el cielo
los objetos más oscuros palpitan en nuestros órganos
suavemente los labios evitan la sinestesia
paralela a la muerte es la boca
nos iremos a las ramas desde donde no regresas
el cuerpo es un universo sin vocales
de las razones cuelgan trozos de cielo
y pechos sin cuello ni forma
se agita el cuarto se va a pique al principio
de lo que fuimos
la señal que tiembla en la carne
los calcinados ojos
olor de piernas y de chispas
los actos abrasados
todas las noches busco un eclipse
en el lugar donde no estamos
henchida la memoria suena el estribillo
en el que gozaste del ruido
las manos en un pueblo perdido
silbaba como una túnica tu cabellera
de cristal los ecos y los huesos
sobre nosotros las sensaciones irremplazables
aún busco ese atardecer de verano
donde mi mujer tenía una sola sustancia
las uvas en el papel la escritura en llamas
nuestro centro de gravedad sigue palpitando
condenado a recibir cuerpos y cefeidas
las grafías abiertas como un cráter
tu lengua envuelta de luz


JOSÉ GABRIEL CABRERA ALVA Nació en Lima, Perú, en 1971. Estudió Literatura en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Fue director de la revista de literatura Ajos & Zafiros. Ha publicado los poemarios El libro de los lugares vacíos, Canciones antiguas, Ombligo de ángel y Del mal amor (apuntes de la era de la violencia). Ha obtenido el Segundo Premio Adobe de Poesía, asimismo, ha sido finalista en el Premio Copé de Poesía 2003. Poemas suyos han aparecido en diversas publicaciones nacionales e internacionales, revistas especializadas y diarios, así como en muestras antológicas, entre las que destacan la antología Poesía Perú S. XXI (Fundación Yacana, 2007), la reunión poética bilingüe de Alemania y Perú Del Alpe y del Ande (Pájaro de Fuego, 2015) e Imágenes Literarias (Antología de fotopoemas de Indonesia). Ha traducido, además, a diversos poetas en lengua francesa y ha realizado estudios de Artes Plásticas en la Pontificia Universidad Católica del Perú y en el Centro Cultural de la Universidad Nacional Federico Villarreal.

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