
ORACIÓN PARA BORRACHOS
ABRIDOR DE OJOS
TORVO ESCORPIÓN
SIN COMPAÑÍA EXCEPTO EL MIEDO
CONSUELO
el vértigo, el horror; que lleva chanclos escarlata,
ni tampoco la puta invencible
perseguida por ojos como redes de pescar. Inclinándose,
duele el rostro de hierro con ojos de ágata, y despierta
el ángel de la guarda, ve el pasado
como un Partenón de posibilidades…
No eres el primero al que se coge en mentira
ni del que se dice que está muriendo.
LOS BORRACHOS
Donde la tranquilidad se sienta encorvada sobre su oración
Y la música sirve de concha al sueño del amante,
Pero cuando ninguna moneda introduce esta dura desesperación
Hasta aquí, el más solitario de los hogares
Y de todos los destinos el más solitario además,
Cuando ninguna música eléctrica rompe el batir
De corazones doblemente rotos pero ahora reunidos
Por el cirujano de paz en la astilla del desastre,
Penetra más profundamente que lo hicieran las trompetas
El movimiento de la mente dentro de ese entramado
Donde el desórdenes son simples como la tumba
Y la araña de la vida se asienta, duerme.
XOCHITEPEC
Esos animales que nos seguían en sueños
son devorados por la aurora, pero, ¿qué hacer con los
que nos cazan, olfatean, nos asaltan en la vida, rodean
por encima de ella, panza arriba, cazan nuestros
proyectos
de construcción, con fantasmas del delirio,
símbolos de muerte, heráldicos, y sombras,
amenazantes? -justo antes de dejar Tlalpam
nuestros gatos yacían temblando bajo el magüey;
un sentido había escapado, y ahora murió, con ellos,
el chico los balanceaba medio muertos, abajo en la
hondanada,
donde ahora entramos, y cuyo nombre es infierno,
pero nuestra última noche aún tiene su animal:
el cachorro, en el cabaret, obsceno,
dando vueltas de campana y ensuciando todo el suelo
y atándose a sí mismo a ese horror
de nuestra última noche: mientras el día final
cuando me sentaba encorvado, conservado en mescal,
unos tipos arrastraban dos cervatillos dando coces por el
hotel
y los degollaron, tras la puerta del bar…
Y los picoteros, dando vueltas en el techo, descienden planeando;
Hasta el Martín pescador descansa del trajín
Mirándome desde un gris puntal salado
que se cuida solo, como entre parientes
solo me he humillado ante las aves
hecho un auténtico San Francisco -¿era él?-
Yo solo lamo las llagas de mi propia lepra.
Una mezquina adulación emana
De este noble comportamiento empalagoso
Y creo que los esquemas de mi ego
Me harían identificarme con algún blanco salvador –
¿Fue esta vuelta atrás del punto muerto al amor
tan solo la acción de retaguardia de mi odio?