
AQUAESCENCIA
Así de azules caminamos.
Nos movemos entre rocas y entre nubes:
navegamos redundantes
circulando siempre
hacia nuestra propia esencia
revertida en cielo y vapores hidrópicos.
Nitrogenizados
ozonizados.
Somos casi la esfera
o tres cuartas partes de ella.
A nosotros vienen las voces de todos los hombres
y nos deslavan
-después del atardecer-
el silencio
y la lluvia de paz.
Un huracán furtivo
se allega a estremecernos de vez en cuando.
Después de la resaca
sólo quedan:
el verde mohoso del arrecife
los fósiles cuadrados del tiempo
y la plasticidad de nuestras estrías…
Placas violentas perviven
cuando la historia ha pasado.
Paleozoicos somos:
amarillos nuestros fondos
dejan ver corales y estrellas
y uno que otro hipocampo
que presuroso
pretende surcar las galaxias del vacío.
(Pegaso inarmonioso, precisa riendas
que amorosas lo sujeten.)
Acá, un cangrejo ermitaño
tenacillas finas de mar de Oriente
nos recuerda que en la aurora
habrá que caminar con fineza:
vencedores.
Se nos vuelve a llenar de agua el universo…
gota a gota
viene amaneciendo.
Un caracol de río
nos da fe cierta de otro origen.
Y las carabelas
van
y
vienen.
Hummingbird
(Huitzilín…)
Nervio crepitante de la flor:
Color—Calor
Valiente ardor
que al sol su fiebre aferra.
Espiga de viento
Brújula del Ser:
Aliento quiere arder
cual fulgor que lamparea.
O tal vez lucirá brillo de amor
Ato de plumas:
Ansia del aire:
Don de la espuma…
Ni raudo disparo
podrá nunca equiparar a esta vivaz
Fugaz saeta
… Que ágil y contumaz
veloz cometa
Al cielo apunta
en pos de aqueste u otro
Alado abril / detrás del cual
… Ya sin dudar
y sin cesar
Revolotea…
Rehilete azul
que rasga de tu cielo
el claro tul
Por todo lo alto
Su plenitud
Relampaguea
Pero baja otra vez
… Fragmento
De azucena:
El vuelo en que liviano (por sobre la rama u hoja verde)
por momentos se sostiene
Nunca miedo es / Sino deviene…
en su breve(edad) dinámico proyectil que se detiene
Corazón de luz
Micro
cromático
cosmos
de ubicuidades ataviado
Ahora llega de la misma forma
en que se aleja
en tanto irrumpe tras la hebra
Su misterio
Consagración del instante
Se adentra en la mirada
Y
(Como si nada…)
En tu retina plasma también su
Llamarada
Alígero volador
Frágil diamante
Aquí entre el vivir…
perseverante permanece
Ya se va….
Que no se va;
Siempre se queda
Acaso es su corazón
de alas ligeras
Semilla eterna en que guarece
Primavera.
Prismas Basálticos
I
He aquí un milagro prismático:
Sube la roca inmemorial
Y sobre su cumbre
Luz que no es luz incesante-larga–mente
reverbera
Toda ella brota canción de tiempo, eco y viento
Volviéndose presente suerte
que sin más se aleja
Y ahí (ya así) siempre apenas silenciosa
Desl(í)za(se) luego aprisa
cuando no aún más con pereza precipita
hasta que ilumina iris–discente
toda la gama del instantáneo amor posible
hacia la flora; hacia la fauna
hacia la vida toda que es
color también que en ese entorno breve anima.
Allá el azul
Acá la transparencia
Desde la entraña el siempre
Desde la constancia el hoy
Y nada más //
… todo es poema si en tu recuerdo se condensa.
II
He aquí un milagro basáltico:
Venimos
Somos, brillamos, cantamos, saltamos.
Seremos (después…) solo agua que viaja.
Daniel Olivares Viniegra (Hidalgo / México)
Poeta, narrador y crítico. Docente y gestor cultural. Ha participado en varios encuentros literarios de carácter nacional e internacional. Colabora en diversas revistas formales y virtuales. Ha publicado, entre otros, los libros Sartal del tiempo, Atar(de)sol, Antiparras: antipoemas para lectores sin prejuicios y Bichos de Luz. Sus textos, algunos traducidos al náhuatl, el inglés, el portugués, el francés y el catalán, aparecen en alrededor de 25 antologías.
Premio Interamericano de Poesía, Navachiste 1995.