MARÍA DAYANA FRAILE

II Patibulario, patíbulo. El bosque oscurece en mis manos como un juego de sombras y conceptos. Serpiente renacida en una carre- tera interestelar con estrellas de crema batida y gritos quebrados y puré de batata resplandeciente. Como pronunciar Polaris y recorrer 434 años luz de distancia mientras escarbas en el jardín. Érase una vez una velocidad de astronómicas distan- cias que arrancaba la piel de la memoria o una insola- ción de arena y conchas de mar o un diálogo entre es- píritus atemporales. La navegación celestial es sencilla...
  • 28 diciembre, 2020
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