En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos. —De acuerdo -dijo el papá, lo compraremos cuando volvamos a Cartagena. Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían. —No -dijeron a coro—. Nos hace falta ahora y aquí. —Para empezar —dijo la madre—, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha. Tanto ella como el esposo tenían razón. En la casa de Cartagena de Indias había un patio con un muelle sobre la...
- 31 mayo, 2020
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