
ESTE INOLVIDABLE OLVIDO
L’immemorabile, che precipita
di memoria in memoria
senza mai venire esso stesso al ricordo,
è propriamente indimenticabile.
Giorgio Agamben
Lenguaje, échame tierra, dame ausencia para persistir, dame oscuridad para ver, dame coraje para reconocer la gracia. Si es posible la ternura, échale tierra a esta sombra que me invade, a esta mudez que apenas susurra «no hay esperanza, qué esperas».
Dónde tú que me has dado fin. Dónde tú que te busco para abrazarte, dónde salvo en mí, salvo en mi forma de no hallar salida de ti. Y aquí me tienes: brota de mi boca y enraízame como si fueras hiedra de luz, que no puedo con esta voz, que se la han llevado lejos, que no está, te digo, te digo «se ha ido no sé a dónde».
Echa tierra sobre este sueño que ha desistido al tiempo anhelando solaz, y arroja hacia mi cuerpo «aquí estás, mira, abre los ojos, todavía vives, no has muerto, que no te abrume la soledad, es parte de ti, ella eres». Lenguaje, déjame saber «estoy, miro, aún vivo, que no he muerto, que me encuentro, pero tan afuera de mí que eres tú» porque tanto no sé.
VOLVER ES IR
Porque el mundo desaparece, porque me quedé en silencio ante el silencio, porque llegó la tormenta, no pude hablar porque tenía miedo, porque tenía miedo y te amaba, porque tenía miedo y el caos del fuego me tragaba por no encontrarte justamente en la ausencia.
Eso era. Tenía que aceptarte. Tenía que decirte «te amo porque eres imposible». Tenía que decirme «por esta imposibilidad apenas estás viviendo». Tenía que aceptar la creciente realidad que negaba por creer que tus ojos eran cielos.
Y ahora acá, al otro lado de la historia, he seguido buscando regresar de tus brazos, de tu piel, he seguido buscando regresar a no regresar más a ti, amor, a la fiel llamarada de esperarte, que estás lejos, cada vez más lejos porque todavía te vas, porque todavía te estás yendo.
Y ahora decirte la palabra «amor» en silencio y que esa palabra haga y renazca tu calor de voz. Qué tu voz sea sol, qué tu voz sea luz y nos consuele hasta rescribir el pulso más callado. Decirte para hacer y hacer para estar y estar sea una paz y esa paz sea el tiempo.
Y ahora la sed de volver a estar aquí, la sed de despertar porque has sido sueño. (Un cuerpo lejano que se ama es siempre sueño). Y esta sed de despertar de la distancia sea palpar que no hay distancia, qué la distancia nace de dos y aquí estoy sólo yo. Mira.
DISCONTINUO
Te dije «no sé si es el mejor momento».
Y es que no sé si es el mejor momento para aunar
el pasado y el futuro de quienes somos.
No sé si ahora somos esos latidos perdidos
que se encuentran para saberse presentes.
Acaso somos ahora, que nos reúne al borde
de habernos olvidado; este ahora, que nos abre los ojos
para ver lo insoportable que ha sido el silencio;
acaso es todo irrepetible.
Me pregunto «será la nada que también tiene nombre,
que apenas se exime de ser nombrada en vida».
Quizás es el momento, no el mejor, para recordar
que no sólo somos esta muerte que pintamos
en el inútil espejo de la desesperanza, sino que estamos
aún buscando, a través del mismo espejo,
lo que fuimos antes de habernos conocido.
Por eso, te dije «tanto ha pasado».
Y es que el pasado está ocurriendo mientras
se anhela la luz al final de este laberinto abismal
que se llama y es llama: luz que desemboca en luz.
CENIZAS DEL MILAGRO (III)
At the end of my suffering
there was a door.
Louise Glück
Si soltaras las cosas que sujetas
y confundes con quién eres,
a pesar del tiempo que has esperado
y amado bajo un mar de ojos cerrados,
si abrieras la puerta que nada oculta
y contra el miedo, miraras…
Si fuera el fin de la ausencia, las cenizas
del milagro, el sosiego que te abrasa
en esta tarde, más la brisa entre las ramas
de aquel árbol: el solaz de la luz.
Si fuera la calma suficiente de un abrazo,
estar y creer que la vida está en el preciso
calor que emana de ese momento.
Si fuera difícilmente despertar
y levantarse apenas de la cama: el valiente
intento de recordar un sueño.
(Es un hambre de sí que te llama,
una voz de sí que perdiste mientras corrías
hacia la ilusión de una meta,
que se hizo el comienzo de tu búsqueda).
Si dejaras ser ave a su fantasma
que se ahoga bajo el río de tu lamento,
si dejaras ir y le vieras desde afuera,
desde lejos:
si aceptaras la belleza de cómo se va.
Recuerda más: en la memoria, el cuerpo
no ha tenido poder sobre el pasado.
DESPERTAR
Erinnerung und Erwachen sind aufs engste verwandt.
Walter Benjamin
Su nombre ya latía vertiginoso en tu boca.
Aun llamando ausente su cuerpo, en el entorno
ya le encontrabas, como si nada, en cada detalle.
Su mano se acercaba y se alejaba hacia ti.
Se mecía en un vaivén de tiempo perdido.
Tú la hallaste más allá de ese tiempo, memorizada.
El mundo se hizo sí, suyo el aire, la tierra suya,
de sí su fuego, su mar de sí: todo te llevó a su entereza.
Anhelaste serle, verle hasta que tus ojos fueran suyos:
transparencia mutua del deseo, una sola mirada.
Y ahora que estás en todo el silencio de la palabra,
has dado cuenta que no fue un sueño
sino la misma realidad que te buscaba.
Carlos Vicéns (San Juan, Puerto Rico, 1982). Escritor, músico y profesor. Ha llevado a cabo susestudios de bachillerato y maestría en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico. Sus poemas han sido publicados en revistas tales como La Raíz Invertida, Santa Rabia Poetry, América Invertida, Hotel Abismo, Distrópika, Furman 217, entre otras. Ha publicado cuatro ediciones de su poemario Raíz de la ausencia (Letra & Pixel, 2009; Distancias, 2013,2015 y 2021). Su última colección de poemas se titula La dicha de lo inacabado, la cual consta de dos ediciones (El Taller Blanco Ediciones, Colombia, 2020 y 2022). Actualmente, enseña y es estudiante doctoral en el departamento de Hispanic Languages and Literature en la Universidad de Stony Brook, Nueva York.