LO DESNUDO DEL VOLCÁN / WILLIAM JIMÉNEZ


Del libro Tormenta de Fiebre 2009-2010


1.

Todos los sueños inventan un árbol. La soledad es la
huida de la sed del agua. A veces dejamos que nos
entretengan con imágenes sin espejos entregadas a la
traición. No podemos rodear las cenizas de la mercancía,
no podemos hacer leyes por encima del deseo.


2.
La seducción se anarcisa en ti. Dejamos la memoria
para los otros. ¿Qué hacer con los orgasmos de los
gritos? ¿Qué hemos hecho con la soledad?


4.
El fuego humedece los espectros. Nos han robado la
noche, nos han mutilado los fonemas, nos han podrido nuestra casa.

¿Podemos seguir con el estigma del
silencio?


10.

No podemos dormir en el amanecer, las piernas
ocultan su niebla. Hay vigilantes que se cuelgan de
los postes para dispararnos. No podemos unirnos
al contrato de los vigilantes. Cada noche acechan
los ojos que alumbran las casas. Pasan vestidos de
cuervos silbando fuego para el barro. Nos exilian en
nuestra propia aldea, nos empujan a las montañas
¿Pero queremos las montañas? Hacemos de la caverna
un encuentro con lo esquizo, sin embargo hace
tanto barro que venimos después del suicidio.
Escribimos la nada de su derrota. ¿Nuestra muerte será el
nacimiento de otro?


11.
La belleza es establecida por los fastos del orden. No
obedezcas los barrotes, los silbidos, las chuzadas que
hacen en tus ojos. Busquemos la música visceral de los
sexos, unamos nuestra plétora para agrietar la belleza.


13.
¿Nos contradecimos con la música? ¿Al encuentro
con lo dios? ¿A ese desencuentro con la ausencia? Nos
entregamos a la tragedia del conflicto, a las fisuras de
la angustia para escribir la nada de lo no dicho, de lo
negado, de lo suicidado.


16.
Nos vigilan el alba, nos fotografían el fuego que dejamos
para respirar, nos seducen con el azufre de sus llantos.


17.
Los no-rostros, los Orfeos de la comarca se venden, se
entregan a un pozo de miseria en el cual las lluvias no
visten los relámpagos.


18.
¿Invocarás las cenizas para salvarte? ¿Repartirás tus
vísceras a las cumbres? No sabes de la montaña que
ahoga la séptima soledad. ¿Sabrás del asilo que llevas
a cuestas?


19.
Somos la metáfora, la caída del abismo, la esquizofrenia, la noche que no podrán borrar en la luz.


23.
Los caminos son vigilados pero a los pasos no dejaremos que los panopticen. Andaremos por las calles
vomitadas sobre cadáveres de templos y terror.


24.
Tampoco podemos dormir en el mar porque ha sido
secado por los corrales de las máscaras de la penuria.
Provocan la sed en las aldeas, que exiliadas en su barro
agitan sus células en los charcos de sus lágrimas.


25.
Andamos entre metamorfosis, entre los crímenes de
los comerciantes del silencio. Escribimos para que no
negocien los vestidos de seguridad.


26.
Las imágenes de las casas son el hambre y la fiebre
con que la dejamos. Nos suicidan en las sombras, nos
torturan el lenguaje.


Del libro Sed Plural (2021)


¿hemos combatido
con la larva
en cada fragmentado instante?
la ruptura en el libro del respirar
vamos hacia ti
lado insomne
relato vertical de todo movimiento


ata el cordón de tu ombligo
y castra todos los rayos
danza de la cabeza
alucinada
rebelde cardumen
del antiguo despoblado


cada adiós
va en tu pecho
tatuaje desnudo
comunal golpe
tu nombre
en la espera ardiente


sinónimo hilo
que invisible la música
nos ofrenda
animales póstumos
brindando el baile insurrecto
ante los tallos resucitados


Lo desnudo del Volcán (2016)


La rebeldía del nacimiento, contorno violento.
¡Orilla podrida! No alcanzan los caminos para
los rayos. Vértebras vaginales construyen nuestra
morada. También de la destrucción vienen los
besos, vertiendo el deseo en lo árido de nuestra
quietud.
Trágica oración de la cesárea.


Del rayo al odiar: una posición hay en el alba gritada
en tu nombre. Ojo escrito en nuestra lengua.


Cada lluvia congrega lo perdido, el desplazamiento
inicial de escuchar el regreso.


Ante la baba está tu patrimonial risa. Ante la
espectral mudez está tu originario grito.


Las parábolas del cuchillo inician una lumbre en la
cascada. Vestigio del vértigo maternal. Viajaremos
a la cortada del ínfimo claro, fuente donde ahogan
las vísceras todos sus cabellos. Bitácora simple de
la perdida catástrofe de la identidad.


Nacer con inédita cólera, con alumbrado furor.
Somos la cosa que estalla, que palpita en cada
lenguaje, con cada poema llevamos la virulencia
de lo desconocido. El herido riesgo que nos llama,
para eso incendiamos todo miedo, fundamos lo
insurrecto que clama en nuestra cabaña. Tendrán
nuestro urgente relámpago. Espiral de revueltas.


WILLIAN JIMÉNEZ, es un poeta nacido en Valledupar, Colombia, en 1988. Director de la revista Terredades. Ha publicado en Yuluka-poetas de Valledupar (Colección Los Conjurados, Común Presencia Editores, Bogotá́, 2010), Épica de la sangre (Frailejón Editores Medellín, 2013) y Lo desnudo del volcán (Colección Claros del bosque, Terrear Ediciones, Valledupar, 2016), Tormenta de Fiebre (Buenos Aires Poetry en la colección Pippa Passes, 2018).
Es coordinador editorial de Terrear Ediciones, la cual contiene las colecciones de poesía: Claros del bosque y Plaquetas de poesía y la colección de narrativa: Errancia. Ha participado en diversos encuentros y festivales de poesía a nivel nacional y de la región caribe colombiana. Su último libro, Sed Plural, fue publicado por El Taller Blanco Ediciones (2021).


 

Categorías